lunes, 20 de noviembre de 2017

Querida mamá: un año

El 17 de noviembre es una fecha muy especial en nuestra familia: celebramos Santa Isabel de Hungría, la festividad del nombre que tú elegiste para mi. Así se llamaba tu abuela, Isabel Caudevilla, a la que tanto querías y admirabas.

Tengo que admitir que me fastidió bastante que el año pasado no estuvieras en la celebración. Llevaba días organizando la fiesta, había elegido un buen vino y estaba deseando verte reír junto a tu nieta. Por eso, cuando me dijiste que te encontrabas mal y que no ibas a venir, me sentí molesta, incluso le dije a papá que pasara él un rato cuando tú estuvieras acostada. No obstante, cuando salí del trabajo, pasé por tu casa a verte. Bueno, en realidad, pasé a recoger una camisa para un disfraz. Te vi nerviosa y preocupada, te encontrabas mal de verdad, y en aquel momento solo quería que se detuviera el tiempo para quedarme a tu lado. Pero no podía ser, tenía invitados esperando. Te di un beso en la frente y te deseé una buena noche. "Te quiero mamá, que te mejores".

Pasamos una velada preciosa. Olivia no paró de reír y saltar. Después de la cena jugamos y bailamos hasta bien entrada la noche. Tu madre Carmina disfrutó como nunca. Éramos felices. Papá me dijo por Whatsapp que te habías acostado pronto.

Al día siguiente, después de comer con mi amiga Zulay, fuimos a recoger a Olivia a la guardería y quise subir a verte, pero papá me aconsejó no hacerlo, pues estabas en la cama y necesitabas descansar. Así que me despedí de él, hicimos las maletas y nos fuimos a Burgos. Celebrábamos el cumpleaños de David y nos esperaban todos los amigos. Olivia y yo caímos enfermas, una gastroenteritis horrenda, luego supimos que papá también la padeció. Debimos contagiar a bastantes personas, fueron dos días caóticos.

La siguiente vez que te vi, estabas descansando en paz en tu lecho de flores. Cientos de personas vinieron a verte. Te di un último beso en la frente. "Te quiero mamá, eres maravillosa".

Llevo días preocupada pensando en cómo me iba a sentir hoy, el día que se cumple el primer aniversario de tu muerte. Es horrible mamá, muy triste. No puede ser, yo te necesito, te quiero, te echo de menos.


martes, 20 de junio de 2017

Querida mamá: siete meses

Querida mamá:

Ya está aquí el verano. Como bien sabes, es mi época favorita del año. Los días son largos y luminosos, hace calor, llevamos poca ropa, una cerveza pega a cualquier hora y, además, es tiempo de playa y de subir al pueblo. A tus queridos montes.

El pasado fin de semana llevamos a tu madre a Canfranc. Todos los años recibe este día con mucho entusiasmo: está deseando reencontrarse con las amigas y vivir su vida, con sus historias y sus recuerdos. Y a nosotros nos encanta acompañarla. Pero esta vez ya no fue igual. Solo fue parecido. Comimos migas y conejo en el Universo, como siempre. Echamos una siesta y dimos un paseo por la Estación. Todo sigue en el mismo sitio, año tras año. Los edificios, el río, los árboles, las personas, la plaza donde jugabas de niña (y donde jugué yo después). ¡Qué feliz has sido en este pueblo! Pero ahora tu ausencia pesa demasiado, se siente en cada rincón. Canfranc sin ti está hueco. Es como una vieja postal descolorida. Un cascarón. Te echamos mucho de menos.

Tú nunca creíste en la reencarnación, pero en numerosas ocasiones me confesaste que, si pudieras vivir una segunda vida, elegirías ser una rana pirenaica y habitar en un bonito ibón. Yo tampoco creo en segundas vidas, pero sé que cuando subo a los montes y hablo con ellos, tú estás por ahí, feliz, en paz, en tu paraíso. En tus raíces.

Olivia cada día se parece más a ti, es un espíritu libre, un ser acuático y silvestre. Me desconsuela que no podáis daros la mano y compartir tiempo juntas, pero me esforzaré por ser un puente entre vosotras, y sé que llegará el día en el que te querrá tanto como yo te quiero. Eres maravillosa.

La casa que te vio nacer

Disfrutando con tu nieta en la piscina


viernes, 19 de mayo de 2017

Querida mamá: feliz cumpleaños

19 de mayo de 1955. Hoy hace 62 años que este mundo te vio nacer. 

Han sido casi 62 maravillosos años los que has podido dedicar a hacer felices a las personas que han tenido el privilegio de cruzarse contigo en el camino de la vida. Era imposible conocerte y no amarte. 

20 de noviembre de 2016. Mañana habrán pasado 6 meses desde que este mundo te vio morir.

Has conseguido transformar algo triste y aterrador, la muerte, en algo bello. Pues sé que, cuando llegue mi momento y deba abandonar la vida tal y como la conozco ahora, tú estarás allí, al otro lado, para recibirme con tu abrazo de amor infinito.

Te quiero con locura, mamá. Cada día más. Feliz cumpleaños.


domingo, 7 de mayo de 2017

Querida mamá: ¡Feliz día de la madre!

Querida mamá:

¡Feliz día de la madre!

Anoche, en la Gala de los Premios Simón del Cine Aragonés, papá y Jorge recogieron el Premio al mejor cortometraje, conseguido gracias al impecable trabajo de todo el equipo. Ya está colocado en el mueble del recibidor, para que todo el mundo lo vea. ¡Qué felicidad! Tú siempre has disfrutado mucho esta fiesta; te encantaba conocer gente nueva, apoyar la cultura, acompañar a tu familia. Este año yo he ocupado tu lugar, ha sido una velada inolvidable, pero te hemos echado de menos cada minuto.

Todos sabemos que has dedicado tu vida entera a cuidar de tu familia y que has renunciado a tus sueños propios para que nosotros tres pudiéramos alcanzar los nuestros. Has peleado con toda tu alma para abrirnos camino. Sin tu apoyo, esfuerzo, conocimientos y amor infinito, nada de esto habría sido posible. No existen suficientes palabras para agradecerte lo maravillosa madre que has sido. Este premio es tuyo, por fin está en casa.

Foto publicada hoy en El Heraldo de Aragón

Yo también he recibido mi regalo del día de la madre. Tengo una familia preciosa que me quiere con locura. ¡Soy muy afortunada! Además, he llamado a Carmina, tu madre, para felicitarla de tu parte. Cuánto te añora. Te queremos mucho Carmencita. Cada día más.

¡Qué detalle!

Por supuesto, lo ha abierto Olivia

jueves, 20 de abril de 2017

Querida mamá: cinco meses

Querida mamá:

cinco meses desde tu muerte. Cinco ya, cómo pasa el tiempo. Y te prometo que la mayoría de los días estoy muy bien, pero claro, los días 20 de cada mes me pongo muy triste. Y sé que es una tontería, porque me faltas todos los días, a todas horas. No hay todavía ningún instante que no me recuerde a ti. Sobre todo cuando Olivia hace monerías. Hoy ha hecho la croqueta por todo el parque y se ha rebozado enterita en tierra. Le salía por las orejas. ¡Sé que te habría encantado verlo!

Esta mañana en el programa me he hecho la valiente y te he querido dedicar un poema de Gabriel García Márquez y una canción de Leonard Cohen. Pero me he venido abajo, todavía no soy capaz de soportar tu pérdida. ¡Te quiero tanto! Espero que de alguna forma lo hayas escuchado.

A pesar de todo este dolor, voy a quedarme con las cosas positivas que, aun estando muerta, eres capaz de regalarme. Quiero que sepas que todas las personas que de verdad te quisieron, y mucho, ahora me quieren a mí el doble, mi ración y la tuya. Cecilia y Rosa, Patricia y el resto de compañeras de DFA, Asun de Cachet, Ana López, Idioa, nuestra peluquera, los Aparicio, las vecinas de la Ripa 15, que ven a Olivia corretear por el patio y la llaman "Carmencita", pues aseguran que es clavadita a ti... Cuando hablo con estas personas, te siento un poquito más cerca. Lo que daría por tocarte una última vez.

Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco, y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero, que nunca te olvidaré.

En Internet se le atribuye este texto a García Marquez, aunque en algunos foros aseguran que no es suyo. Lo mismo me da, es así tal cual como lo siento.




lunes, 20 de marzo de 2017

Querida mamá: cuatro meses

Querida mamá:

hoy es el Día Internacional de la Felicidad. En todas partes se habla de ello. Durante el programa, Alfonso ha compartido una reflexión que me ha gustado mucho: "La felicidad es la vida dedicada a ocupaciones para las cuales cada hombre o mujer tiene singular vocación". Como sabes, se trata de una cita de Ortega y Gasset, aunque lo de o mujer lo he añadido yo.

Por suerte, y sin necesidad de haber leído a este renombrado filósofo, yo esto ya lo sabía. Porque me lo has enseñado tú con tu vida. Dedicaste tu existencia a hacer cosas buenas por los demás, eras experta en ello, y además quisiste que yo jamás renunciara a mis sueños. Me apoyaste siempre, cuando elegí carrera, cuando decidí dejarla, cuando me fui lejos, cuando encadené pasiones, unas detrás de otras, cuando me reinventé y empecé de cero, las muchas veces que lo hice y las que lo volveré a hacer, cuando me aventuré en esta selva llamada doctorado, siguiendo tus pasos, cuando decidí ser madre (qué ilusión te hizo) y ahora en esta nueva etapa tan bonita y llena de sorpresas que, sin duda, estarás viendo de lejos. Lo que más deseabas en el mundo era que yo fuese feliz. Y te prometo que tu deseo se ha cumplido, soy muy feliz.

Pero justo hoy hace cuatro meses que moriste. Y me duele mucho. Muchísimo. Todos los días cruzo el patio que me vio crecer para enfrentarme a un nuevo día. Y sé que nunca más te veré ahí sentada en tu banquito. Ni te asomarás a esa ventana.

Qué felices hemos sido en este patio. Gracias, no lo olvidaré nunca. Te echo de menos, mamá.




miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de marzo, día de las Mujeres

Un año más, quiero agradecer de corazón todas las felicitaciones recibidas en este día tan especial. Yo también os deseo a todos y todas un feliz día y una feliz semana.

No obstante, siento la necesidad de volver a explicar que hoy no se celebra ninguna festividad, ni es el santo de nadie, ni mucho menos brindamos por lo fantástico que resulta ser mujer. No nos tienen que dar las gracias por ser madres e hijas, novias o esposas. Yo, sinceramente, me conformo con que no menosprecien todo el trabajo que las feministas llevamos a cabo cada día con mucha ilusión y mucho esfuerzo, porque realmente creemos que otro mundo es posible y no nos vamos a rendir. Es más, me atrevo a proponeros que hoy os dediquéis a escuchar y a aprender, es lo que yo pienso hacer.

El 8 de marzo no es una fiesta, es un día necesario para visibilizar una lacra social terrible: la desigualdad de género. Hoy salimos a la calle para conmemorar a aquellas mujeres trabajadoras que dieron sus vidas para reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres. Gracias a la lucha que ellas emprendieron, a día de hoy las mujeres podemos disfrutar de muchos derechos que los hombres ya poseían, algunos impensables hace apenas unas décadas, pero todavía queda mucho trabajo por hacer hasta alcanzar una igualdad social verdadera, esa que nos hará libres y felices. Esa que nos dejará vivir.

No dejemos que este día pase sin más. No dejemos de pelear. Por un mundo tolerante, respetuoso y justo. Feliz día y feliz lucha. 



viernes, 24 de febrero de 2017

Querida mamá: cumpleaños del abuelo

Querida mamá,

hoy es 24 de febrero, cumpleaños de tu querido padre Matías. Hoy habría cumplido 92 años, nada menos. Me acuerdo mucho de él, y de ti cada momento. Me alegra pensar que, de alguna manera, volvéis a estar juntos. Siempre fuiste su niña.

No te imaginas el revuelo que se montó el otro día en Facebook cuando compartí tu carta: recibí más de setenta interacciones y un montón de mensajes de cariño, fue muy emocionante. Como ves, me rodeo de buena gente que me quiere y se preocupa por mí. Y me consta que a ti también te querían y te admiraban, y sienten muchísimo tu muerte.

Por tu velatorio pasaron más de mil personas, y eso que hubo mucha gente que, aunque quiso, no pudo venir. Nos sentimos muy queridos y arropados; la verdad es que gracias a todas estas personas el día se hizo algo más llevadero. Sin duda dejaste huella, tu paso por la vida fue de lo más intenso, pues sembraste amor allá donde fuiste y así nos está siendo devuelto. Estamos muy agradecidos, cada una de estas personas es un verdadero regalo.

Te hará gracia saber que, a pesar de la gravedad del momento, no faltaron los cuatro listillos maleducados que soltaron comentarios estúpidos del estilo "es que fumaba mucho" o "claro, es que no se cuidaba". Me pareció tan surrealista oír aquello en esas circunstancias que no supe reaccionar. Al recordarlo a los pocos días, me invadió la rabia. Pero ahora lo pienso y ya no me importa, de hecho siento lástima por ellos. Por tener una existencia tan anodina y porque está claro que no te conocieron. ¡Lo que se han perdido!

Al día siguiente, celebramos tu funeral en la capilla más grande de Torrero, y no todo el mundo tuvo asiento. Vamos, que te fuiste por todo lo alto. La ceremonia fue preciosa, te habría encantado. Las lecturas muy emotivas, y la homilía tan acertada... como si el sacerdote te conociese de toda la vida. Es un buen amigo de Ignacio (a quien tu muerte sorprendió en Tierra Santa) y seguro que se deshizo en elogios al hablarle de ti. Mira si te conocían bien Ignacio y su amigo el sacerdote, que eligieron para ti la siguiente lectura:

El óbolo de la viuda - Alzando la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: "De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos estos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir", (Mc. 12 41-44).

Así has sido tú, la mujer más generosa que he conocido, pues dedicaste tu vida a tu familia y a tu comunidad. Te estaré eternamente agradecida. De hecho, tus cenizas reposan en la parte vieja del cementerio, junto a las de tu padre Matías, en esa zona tan preciosa llamada "Plaza del voluntariado". Qué acertadísimo nombre.

El sacerdote amigo de Ignacio nos insitió en que, aunque ahora fuese difícil de creer, el amor que hemos sentido por ti mientras vivías se iría multiplicando cada día a partir de tu muerte, y no le faltaba razón. Cada día que pasa, la desazón se va diluyendo. La tristeza no se va, pero el amor por ti crece y crece. Te quiero con locura, mamá.


lunes, 20 de febrero de 2017

Querida mamá: tres meses

Querida mamá,

hoy se cumplen tres meses desde tu muerte. Te echo mucho de menos. No te puedes imaginar el dolor me que supone no poder verte, tocarte, llamarte para alegrarte la tarde contándote mis tonterías. Por eso te mando esta carta. De alguna manera, sé que la leerás.

Son muchos los días en los que me apetecería encerrarme en casa y llorar y llorar y lamentar tu ausencia. Pero te voy a ser sincera: ¡no tengo tiempo! Desde que te fuiste, he puesto mucho empeño en rodearme de buena gente, auténticos regalos que me ha dado la vida. A algunas de estas personas las conocía desde hace años, otras son novedades. Quiero que sepas que, gracias a ellas, estoy metida de lleno en una serie de aventuras apasionantes, construyendo un futuro precioso. Sin duda, estarás muy orgullosa. Siempre lo has estado.

Tú que me conoces, puedes imaginar cómo salgo de casa cada mañana: con energía, paso firme y una enorme sonrisa en la cara. No son pocas las personas a las que esto les extraña. Algunas me miran con lástima y tratan de consolarme, pues creen entender que la procesión va por dentro. Otras intentan encontrar el lado positivo, y suelo responderles que eso no existe. Bueno, según el grado de confianza, claro. Si no es mucha, solo asiento, doy las gracias y me alejo. Incluso ha habido personas que han pretendido convencerme de que tu muerte era una lección de la vida que me haría aprender y crecer como persona. Sé que esto último te estará haciendo mucha gracia. Si cierro los ojos, soy capaz de escuchar tu carcajada.

Estas personas no deben saber que, cuando se muere una madre, no hay consuelo posible. Primero la tristeza te invade, luego se anida muy dentro, y después, nunca más se va. Está ahí dentro para siempre. Yo, que soy una mujer fuerte, optimista, que jamás me rindo y que siempre encuentro la manera de sobreponerme ante la adversidad, puedo afirmar con total seguridad que no hay absolutamente nada positivo en la muerte de una madre, sobre todo si esa madre eres tú. Pero, a pesar de todo, soy muy feliz. Feliz de verdad.

Mamá, tú no me diste una lección con tu muerte, sino con tu vida. Tú me enseñaste a vivir y a amar intensamente. Tú hiciste de nuestro mundo un lugar mejor con tu generosidad, tu bondad, tu tenacidad, tu honestidad. Viviste anteponiendo las necesidades de los demás a las tuyas propias. Cuidaste, amaste, sembraste y recogiste. Tuviste una existencia trascendente y cambiaste la vida de todos los que tuvimos la suerte de conocerte. Perderte ha sido una auténtica putada.

Esta cita no la llegamos a compartir nunca, pero la he leído por ahí y sé que sería de tu agrado: Aléjate de las personas que tratan de menospreciar tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero los verdaderamente grandes te hacen sentir que tú también puedes ser grande. Mark Twain.

martes, 7 de febrero de 2017

Sobre los perfumes prestados

Con la reciente celebración de la gala de los Premios Goya, cuya principal patrocinadora es la compañía de perfumes Saphir, me viene a la cabeza una pequeña anécdota.

El año pasado mi padre acudió junto a su hermano, mi tío Jesús, a una rueda de prensa encabezada por Antonio Resines (el entonces presidente de la Academia de cine) en la cual se presentaba de forma oficial a esta empresa aragonesa como patrocinadora de los Goya 2016. Todos los asistentes fueron obsequiados con dos frascos de perfume Saphir (para ella y para él).

Mi padre vino muy contento de aquel evento, fue toda una experiencia y, mientras nos lo contaba en la cocina, yo abrí la bolsa de regalo para husmear en su interior. Al ver un perfume lo quise probar, por curiosidad, pero mi madre me pilló y me dijo: "Ah, no, este no te lo quedas, este es mío". Le respondí que no pensaba quedármelo (¡menuda fama tengo!), pues era consciente de que mi madre bien poco gastaba en ella. Los perfumes caros los compraba para mí. 

Un año después de esta historia, mi padre me ha dado aquel frasco de Saphir de mi madre. Al final ha acabado en mis manos. Pero no me lo quiero quedar.

Tranquila, mamá, que sólo te lo cojo prestado.

miércoles, 11 de enero de 2017

Sobre los hombres de rosa

Ayer en clase mi alumno practicaba la división con un puñado de bolis bic. Si tengo siete bolis y los divido entre dos... tocamos a... El crío empieza a repartir los bolis, uno para mí y otro para él. De repente, se da cuenta de que en su montón está el bic rosa.

- ¿Me lo cambias? Es que no me gusta.
- ¿Por qué no te gusta?
- Es que es rosa.
- ¿Y qué tiene de malo el rosa?
- Que es un color de niñas.
- Jajaja, eso no es verdad. ¿Quién te ha dicho esa tontería?
- No sé, la gente.
- La gente no tiene ni idea. A Cristiano le gusta el rosa.
- (Risitas). No me lo creo...

Busco en Google: Equipación del Madrid rosa.
Ojos como platos.

- ¿Ahora ya te gusta más el rosa?
- ¡Síiiiiii!

Me gustan los hombretones de rosa 😎


lunes, 9 de enero de 2017

Sobre mis feminismos

A pesar de la creciente oleada de machismo (o postmachismo) que estamos viviendo y de que las desigualdades por motivos de género son todavía una realidad, sigue dando miedo pronunciar la palabra maldita. Feminismo. Uuuhhh...


Hasta hace poco tiempo a mí también me costaba pronunciarme públicamente sobre estos temas, incluso en entornos familiares o con amigos, pues era excesivo el malestar que me provocaban las reacciones de desprecio y burla de la gente. Me hacían sentir sola en el universo, como si estuviera medio loca, hablando siempre de lo mismo, de "mis feminismos", como si todos los problemas relacionados con el género no le afectasen a nadie más, o no tuvieran importancia. Ante las afirmaciones categóricas de esta gente que todo lo sabe (ya casi no hay machismo, exageradas, lo vuestro son paranoias, estáis obsesionadas, o acomplejadas, las feministas de antes vale pero vosotras...) me sentía desarmada, asustada, frustrada, con ganas de salir corriendo y llorar. Eso es lo que hacemos las mujeres bien enseñadas, ¿no? Callarnos y llorar en un rincón. Y parece ser que algunas están conformes con eso.

Bueno, pues yo no. Yo ya estoy hasta el coño. Me importa un carajo si a alguien le ofenden mis publicaciones con consignas feministas en facebook, mi desprecio hacia los juguetes que enseñan a las niñas a ser frívolas y cursis y a soñar con ser mamás perfectas, mis quejas sobre lo injusto que resulta que tengamos que planificar al dedillo nuestros embarazos para no salir tan mal paradas, o que directamente tengamos que renunciar a nuestars aspiraciones profesionales, que SU apellido vaya delante del mío, que me tengan que explicar todo por si no lo entiendo, que me adjudiquen tareas que no me corresponden, que infravaloren mi trabajo, que me juzguen como madre. A la mierda todo.

Todos sabemos que el mundo es multicolor y que las opiniones son las de cada uno, en base a sus experiencias y visión del mundo. Y, aunque yo tengo mis propias opiniones y gustos personales, cargados de matices y contradicciones, respecto a los debates sobre feminismo me siento cada día más tranquila y segura de mí misma, pues ya puedo hablar desde otro nivel, que es el del conocimiento académico. Está claro que no cualquiera puede hacer un Doctorado, hay que superar numerosos retos y demostrar un dominio del tema sobre el que quieres investigar ante una serie de expertos. Yo en ello estoy, muy centrada en mis cursos y lecturas, orgullosa de mis avances, aprendizajes, publicaciones... Además cuento con el apoyo incondicional de mi tutora, una mujer excepcional que me enseña cosas fascinantes. Así que ahora no me pienso dejar avasallar.

En relación a este tema, me gustaría hacer un inciso. Algunas personas de mi entorno, que tienen unos planteamientos bastante más conservadores que los míos, afirman que está feo "presumir" de los logros personales. Pero mi madre, una mujer muy sabia, me enseñó justo todo lo contrario. Alardear es algo vulgar, en eso estamos de acuerdo, pero saber aplaudirse a una misma es esencial. ¿Por qué debo fingir que no sé de algo, si soy experta? ¿Por qué debo quedarme callada cuando alguien que sabe mucho menos que yo me intenta aleccionar? ¿Por evitar que se ofenda? Por favor, qué estupidez. Si alguien se ofende porque yo sea consciente de mi valor, porque reconozca mis capacidades en voz alta, porque esté orgullosa de mis éxitos, porque argumente y debata con confianza,entonces ese alguien tiene un problema. Me niego a ejercer la falsa humildad, no va conmigo esa moda. Soy plenamente consciente de la inmensa cantidad de cosas que ignoro y que no se me dan bien, y lo que más me gusta en este mundo es aprender, pero sentirme incómoda por demostrar que sé más que otros, eso sí que no. Nuestra experiencia como mujeres nos ha empujado a percibir que nuestra opinión vale menos, a sentirnos insignificantes ante personas que intentan imponer su criterio, aunque en el fondo sean unas mediocres, a no rebatir ideas por no desagradar, por encajar, por gustar. Ya vale. Tenemos que aprender a ser conscientes de todo nuestro poder, y saber reconocerlo. Que no nos de miedo decirnos cosas maravillosas a nosotras mismas y, por supuesto, entre nosotras.

Volviendo al tema; me entraron muchas ganas de compartir estas reflexiones después de una charla muy interesante que tuve el otro día con una amiga. Lo cierto es que me alegra mucho ver cómo el término feminismo, en muchos de mis entornos, está empezando a calar con su acepción más o menos correcta. Llevo varios años teniendo que enviar a algunas personas a consultar el diccionario, incluso a amigos de toda la vida, y es agotador. No obstante, sigue perviviendo esa peligrosa idea de que existen dos tipos de feminismo, el bueno (y aceptable) y el malo (o radical); eso me dijo mi amiga. Yo le comenté que una de las acepciones del adjetivo radical es "relativo a la raíz" y, ciertamente, existe una corriente llamada feminismo radical que sitúa el origen de las desigualdades de género en el patriarcado (más información en Mujeres en Red). Entonces me dijo que ella se refería al feminismo "extremista", y esto es lo que me resultó más interesante. En este sentido, quiero aclarar un tema que aún noto confuso: está claro (¡al fin!) que feminismo y machismo no son términos equivalentes, pues el feminismo no defiende la supremacía de nadie, pero sí podrían considerarse opuestos en el sentido de que el feminismo lucha contra el machismo y se opone a él.

Ahora bien, si establecemos un paralelismo entre machismo y terrorismo, podríamos afirmar que las personas que condenan el terrorismo, que defienden activamente el respeto por los derechos humanos, que están en contra de las guerras, etc., son pacifistas, de la misma forma que las feministas denuncian las violaciones de los derechos de las mujeres, organizan manifestaciones en contra de los asesinatos machistas o escriben duros artículos muy críticos con la sociedad, entre otras cosas. ¿De verdad os parecería algo tan peligroso ser pacifista radical? "Es que todos los extremos son malos". Ya bueno, pues no. Ansiar la paz en el mundo de una forma extrema y tajante no es malo en absoluto, al igual que tampoco lo es desear que cesen los asesinatos machistas, que no se nos asigne desde el nacimiento la responsabilidad sobre el cuidado de la familia y el hogar, que no se nos hipersexualice desde niñas, y un larguísimo etc. Por eso me cuesta tanto entender a las personas que aceptan la existencia del feminismo pero no lo abrazan con todo su ser, no lo defienden, no se informan, incluso temen hablar de ello en público, no sea "que se las tache de feministas". Todos sabemos que el machismo es una lacra social pero ¿de qué sirve condenarlo en petit comité, en tu casa, sin que nadie te oiga? No olvidéis que el silencio es cómplice.