jueves, 27 de enero de 2011

Sobre Qualytel

Había tomado la decisión de olvidar para siempre a esta empresa y todos mis fatídicos encuentros con ella. No se merecen ni un pequeño hueco en mi pensamiento. Pero luego consideré que quizás a alguien que se encuentra atrapado en una vorágine de entrevistas absurdas buscando algún curro, le pueda servir de algo esta información.

Todo comenzó en el mes de noviembre. Mi tía sabía que andaba buscando un curro nuevo en Zaragoza, que no es tarea fácil, y mucho menos encontrar algo orientado a mi profesión. Así que me sugirió que contactara con estos señores, los de Qualytel, porque se encontraban en pleno proceso de selección de teleoperadoras que atendieran a los clientes de Vodafone. Pensé que no sería mala idea presentarse, no parecía un trabajo en el que hubiera que comerse mucho el tarro, y un dinerillo extra me vendría de perlas hasta encontrar otra cosa.  

Editado el 25/02/2016, por críticas vertidas en los comentarios: el trabajo de teleoperador es, en general, feo, repetitivo y poco gratificante, pero no especialmente complicado, siento si a alguien le ofende mi opinión.

Tenían varios anuncios publicados en Infojobs en los cuales no sólo solicitaban agentes, también coordinadores y supervisores de campaña. Decidí contactar con ellos directamente por su web, envié mi currículum para la candidatura de coordinadora y esperé.

Tan sólo un día. En seguida se pusieron en contacto conmigo para comunicarme la fecha de la entrevista. Fenomenal, así da gusto. Y allí me fui. En la primera entrevista, que era grupal, la responsable de recursos humanos nos vendió la moto como quiso. Se suponía que Qualytel buscaba una nueva plantilla debido a una gran expansión de sus plataformas. Nada de contratos temporales o campañas cortas, quería formar bien a sus nuevos empleados para que se sintieran a gusto como en su propia casa. Todos empezábamos de teleoperadores, ya que eran partidarios de la promoción interna, y nos aseguraron que al buen trabajador le esperaba un futuro brillante en la empresa. Salvo el sueldo, que no era más que el mínimo pactado en el convenio, todo lo demás parecía maravilloso. Horarios flexibles, buenas instalaciones, formación continuada... Vamos, un chollo en los tiempos que corren. En mi entrevista personal me metí en un lío sin ser consciente. La encargada me dijo que, debido a mi formación, podía encajar en cualquier departamento. Le pedí estar en el de "puntos", porque allí trabajaba mi tía, pero ella me convenció para que entrara en "retenciones", un área muy interesante y además con buen horario, en el que seguro que me iría muy bien. Dije que estaba interesada en hacer 40 horas, que era más dinero, sin ser consciente en aquel momento de que eso implicaba una jornada partida (y yo estaba a la espera de que me admitieran en un curso de radio por las tardes). La culpa fue mía, lo sé, en las entrevistas me pongo nerviosa y si me acribillan a información tiendo a decir a todo que sí, por si las moscas, que siempre estaremos a tiempo de decir luego que no. Después, en frío, en casa, ya es otra cosa. Pero bueno, me tranquilizó pensar que yo todavía no había firmado nada.

A los pocos días empezó la formación. Nada menos que dos semanas, por supuesto sin remunerar, para entender todos los entresijos de la empresa, aprender a manejar las aplicaciones y memorizar las ofertas de Vodafone. Fascinante. Creo que lo único positivo que saqué de aquella experiencia fue que pude ver con mis propios ojos toda la maraña de engaños y estafas que caracteriza a las compañías de telefonía e Internet. Estas se merecen un post a parte.

Editado el 25/02/2016 para responder a críticas: aclaro que la formación es sin remunerar por si alguien desconocía este dato. En mi opinión, es una pantomima, te roban tu tiempo y ni siquiera te enseñan realmente a utilizar sus odiosos sistemas. Las personas que ven bien no pagar la formación supongo que son las mismas que, cuando están puteadas en sus curros, no quieren que los demás se quejen o intenten tener mejor situación. Es decir, "si yo estoy mal, pues todos mal", y así nos va. En España nos bajan los salarios a lo bestia y no podemos hacer nada porque siempre habrá gente dispuesta a aceptar menos... Lo honrado sería hacer un proceso de selección todo lo exigente que quisieran y, una vez elegidos los trabajadores, entonces formarlos (cobrando, claro). Las empresas españolas exigen gente formada y con experiencia pero no se quieren gastar un euro en hacer mejorar las competencias de sus propios empleados, es muy triste. Eso de reinvertir en el negocio propio no se estila, solo quieren beneficios y más beneficios a costa de pagar cada vez menos y exigir más.

A lo que iba. Al principio, en el curso, todo lo pintaban maravilloso. El que iba a ser nuestro coordi nos contaba cosas similares a las de la estupenda de rrhh. Le comenté al chico que en la entrevista había dicho que me interesaban las 40 horas, pero que lo había pensado mejor y quería sólo 30, ya que estaba esperando que me concedieran un curso de radio por las tardes. Ningún problema, me dijo. Bien, a partir de aquí empieza lo bueno.

Nunca me ha gustado hacer demasiado caso a la rumorología, y mucho menos si proviene de gente charlatana, de la que habla por hablar y dar la nota, pero el caso es que todo apuntaba a que esto no era tan bonito como lo pintaban. Unos afirmaban que el anuncio de Infojobs llevaba puesto años. Que siempre andan con el rollo de la expansión, y crear plantilla, y bla bla, pero que es todo mentira. Otros me aseguraron que esta empresa cobra subvenciones del fondo europeo por dar las formaciones, que por eso está constantemente dando cursos a gente (cursos de carácter selectivo, puedes hacer el curso pero luego no incorporarte al trabajo). También me comentaron que después reciben más subvenciones por hacer contratos, y más si son a jóvenes, o a mujeres, o a inmigrantes... y en general, a parados de larga duración. Por eso contratan a mucha gente de golpe y la echan al mes... El coordi en el curso ya nos comentó orgulloso que incuso habían sido entrevistados en un informativo de Aragón como empresa que luchaba contra la crisis creando cientos de puestos de trabajo, lo cual les hizo recibir aplausos y flores. Enhorabuena...

Fueron pasando los días, y cada vez recibíamos más información. El coordi nos fue comentando más cosas del funcionamiento interno de este lugar, y cuánto más sabía, más profunda era mi depresión. El departamento de "retenciones" era realmente el de las bajas. O sea, personas que llaman cabreadas con Vodafone (muy seguramente con razón) a las cuales tenemos que liar con promociones y ofertas o regalitos tontos con el fin de que no se vayan. Si aún con todo deciden irse, vamos a marearlas, haciendo que se sientan impotentes para que, aunque sea por no complicarse más la vida, decidan no darse de baja. Genial. Siempre he soñado con dedicarme al engaño y la mofa...

Editado el 25/02/2016 para responder a críticas: si aclaro en qué consiste el departamento de "retenciones" es porque no todo el mundo que me lee está familiarizado con la terminología de los centros de atención al cliente. Dudo que sea algo tan obvio. Lo de las estafas en retenciones no lo digo por Qualytel, lo digo por Vodafone y todas las empresas de telefonía en general. He pasado como usuaria por muchas y en todas intentan engañarte ofreciéndote regalos sin comentarte la letra pequeña. Soy experta en cambiarme de compañía y me ha pasado de todo con muchas de estas empresas.

Continuamos. Para mejorar la situación nos informaron de que sólo teníamos derecho a los descansos de cinco minutos y a uno largo de veinte establecidos por convenio, no acumulables, y además, en cada descanso había que fichar y sellar en varios sitios diferentes tanto al irte como al volver. Siento ser tan clara, pero si te da una cagalera, malamente te las vas a apañar en 5 minutos de los cuales hay que descontar más de dos que tardas en fichar. El coordi nos instaba a que llegásemos al trabajo a menos cuarto, ya que a parte de la ceremonia de fichaje, debíamos encender ordenadores y aplicaciones más lentas que el caballo del malo, y a las nueve en punto tenía que entrar nuestra primera llamada. Y lo mismo al irnos, no podíamos cerrar el equipo a menos cinco. Por otra parte, la media de las llamadas no debía superar los cuatro minutos, y cuando estuviéramos gestionando papeleo, teníamos que abrir una aplicación cronómetro y no tardar más de cuatro minutos por documento. Perdonarme, pero esas maneras de trabajar me parecen absurdas y abusivas. No debería ser ni legal tener semejante control sobre los trabajadores, lo cual además genera estrés y tensión. Los viernes publican unas listas con el tiempo que se ha excedido cada uno, "Alberto, 50 segundos, Pepe, 30 segundos, etc". Alucinante.

Editado el 25/02/2016 para responder a críticas: he trabajado como teleoperadora en otra empresa de Madrid y, después de una buena campaña, me ascendieron a coordinadora. El convenio de contact center, que es por el que se rige Qualytel y he comentado antes, lo tengo bastante mirado y además he tenido que explicarlo cuando he dado formaciones a mis agentes. Pero, desde luego, en aquella empresa de Madrid, no eran ni de lejos tan controladores como en Qualytel. Por supuesto que había que trabajar todas las horas del contrato, y no hacer el vago. Avisábamos de los descansos por filas para que no se cayera el servicio, pero siempre intentábamos que salieran juntas las personas que tenían más relación o amistad entre ellas. Yo también salía de vez en cuando con ellas, para conocerlas mejor. Pero ni mucho menos había que estar metiendo códigos en el PC ni en una máquina. Sólo había que pasar una tarjeta para salir o entrar del edificio (nosotros y el resto de empresas alojadas en el complejo). La gente se levantaba del ordenador para ir al baño o para atender una llamada personal urgente sin necesidad de comunicarlo en ninguna aplicación o de pedir permiso a un coordinador, simplemente ponían la centralita en pausa. Por supuesto, a los coordinadores nos quedaba constancia de ello, pero no le dabamos importancia, tan sólo hablábamos con un agente si se excedía demasiado en sus pausas durante varios días. Si no no. Además, en aquella empresa también controlábamos la duración de las llamadas, pero sólo como algo orientativo de cara al cliente que nos contrataba, no como exigencia o reproche al trabajador. Allí la calidad prevalecía sobre la cantidad. Respecto a las listas de tiempos excedidos, allí estaban, no gano nada inventando una tontería así.

Durante la formación tuvimos la ocasión de conocer en la plataforma a nuestros futuros compañeros, lo cual fue una gran experiencia para abrirnos los ojos. Todos afirmaban estar trabajando allí a la desesperada por no tener nada mejor, y además seguían buscando curro intensamente para salir de aquel lugar espantoso. Unos me aconsejaron no aceptar el trabajo, porque lo más probable es que tanto dolor de cabeza fuese en vano y no durase allí más de un mes. Otros me dijeron que si te lo tomas con calma, te sacas un dinero y punto, pero que cualquier viernes puede ser el último. Porque claro, comunican los despidos con unos 20 minutos de antelación. Nos comentaron que, de todas las personas que se incorporan después de la formación, apenas un dos o tres por ciento supera el periodo de prueba, la manera estrella de despedir a gente sin tener que indemnizarla. El office y los servicios estaban empapelados con panfletos de sindicatos que informaban sobre despidos, sin previo aviso, de personas de baja y embarazadas. Una maravilla de lugar.

La gota que colmó el vaso fue que me llamó mi tía a pocos días de acabar mi formación para decirme que la habían despedido. Así, por las buenas y sin motivo aparente. Ella, bien considerada por sus superiores, trabajadora y puntual, a la puta calle por que sí. Ella, ¡y los noventa de su promoción! ¡Esta vez no quedó ni uno! Con una terrible sensación en el estómago y de bastante mala leche fui a hablar con mi coordinador. Le recordé que me incorporaba el lunes y que todavía no sabía mi horario, y el curso de radio era muy importante para mí. Después de darse cuatro paseos y hablar con algún jefecillo, me confirmó que yo tenía que ir de lunes a viernes en jornada partida de 10 de la mañana a 8 de la tarde. ¡Todo el día encerrada en ese infierno! Así que con muchas dudas, algún llanto y el apoyo de mis amigas, de mis padres y de David, decidí sugerirle al coordi que se metieran su trabajo en adobo. Les planté y me fui a casa. Qué ancha me quedé...

Aún mantengo contacto con una compañera que sí se incorporó, y no me sorprendió nada cuando me dijo que a ella y a otras tantas ya las habían largado. Y otras se habían ido porque no lo pudieron soportar. Eso es Qualytel. Abusan de la situación económica en la que estamos, porque saben que muchas personas en paro y pasando necesidad no pueden permitirse el lujo de renunciar a un trabajo, por degradante que sea.

Podréis encontrar otras opiniones por Internet. Evidentemente hay ideas para todos los gustos, pero os puedo asegurar que la tónica mayoritaria es poner a estos sinvergüenzas a caer de un burro. Veréis que el anuncio que tienen en Infojobs es perenne, se renueva cada tres o cuatro días (y así durante años) prometiendo las mismas mentiras y chorradas. Podéis inscribiros si queréis, sobre todo si buscáis experiencias surrealistas o poneros a prueba. Incluso podéis trabajar allí, me parece estupendo, pero al menos sed conscientes de dónde os estáis metiendo.

No creáis que aquí acaba todo. ¡Todavía hay mucho más! La guinda del pastel. Pasará un tiempo hasta que consiga expulsar a Qualytel de mi vida completamente. Pero como este post ha resultado ser demasiado largo, lo dejaremos en un Continuará...

Editado el 25/02/2016 para contaros cómo Qualytel me siguió molestando: a pesar de no haberme incorporado nunca a las filas de Qualytel, transcurridas unas semanas recibí en mi cuenta el ingreso de la nómina de ese mes. En cuanto detecté el movimiento y ví que era de ellos, les llamé para informarles de su error. Yo por aquel entonces ya tenía otras ocupaciones y poco tiempo libre, pero la chica que me atendió me insistió en la urgencia de que les devolviera el dinero y fuese a sus oficinas a firmar un fin de contrato. Yo jamás había firmado un contrato con ellos, así que no logro comprender por qué tuve que firmar aquello. Dar de alta un contrato laboral sin la firma del trabajador podrá ser cualquier cosa menos legal. Cancelé mis obligaciones y fui al banco a devolverles su dinero. Acudí a sus oficinas con el resguardo del banco. Después de una hora esperando a que me atendieran, me dieron una serie de papeles para que firmara. Uno de ellos era una carta en la que me comunicaban que yo había recibido una remuneración que no me correspondía y que debía devolverla en el plazo de una semana y que, de no ser así, tomarían medidas legales. Como si el hecho de cobrar lo que no es mío hubiese sido mi culpa. ¿Y medidas legales? ¿En serio se andaban con amenazas? ¡¡Pero si yo ya había devuelto el dinero!! Aquello fue surrealista. Y muy ofensivo. Me molestó tener que firmar aquel documento, pero lo hice pensando que así acabaría mi pesadilla. Todavía conservo la carta, por si alguien no me cree. Gustosamente la escaneraré y compartiré con quien la quiera. 

Antes de marcharme, le pregunté a la señorita que me atendió que si esa carta era documento suficiente para demostrar que yo jamás había tenido relación laboral con Qualytel. No entendió mi pregunta. Le expliqué que, después de aquello, no quería tener líos con Hacienda ni con la Seguridad Social. Se ofendió con mi cometario. "¿Por qué ibas a tener problemas?" Le contesté que, teniendo en cuenta que me habían pagado sin haber trabajado allí, de ellos ya me podía esperar cualquier cosa. Panda de inútiles. Se ofendió más y me fui. Al mes me llegó un informe de mi vida laboral, y ¿adivináis qué pasó? Allí figuraban los supuestos días que había trabajado para Qualytel. Así que, una mañana más, tuve que cancelar mis obligaciones para acudir a la tesorería a aclarar este entuerto.
 

Casi un año después de todo esto, me llamaron desde las oficinas de Qualytel de Madrid para decirme que había sido seleccionada para un proceso de selección en su empresa. Solté una carcajada, le dije que no estaba interesada y le pedí que hicieran el favor de no volver a llamarme nunca más. Y así ha sido. 

Editado el 08/11/2013: han pasado casi tres años desde mi experiencia en esa empresa y, sin embargo, el número de visitas a este post no deja de crecer. Quiero imaginar que el motivo es que por ahí sigue Qualytel haciendo de las suyas. Simplemente quería recordar a los lectores del blog que esta entrada refleja mi experiencia personal y mis impresiones después de pasar por allí y de hablar con los trabajadores. Para entender mejor algunas de mis quejas, no está de más que os leáis los comentarios, donde las explico de forma más detallada debido a las críticas que recibí y a que algunas personas me tacharon de mentirosa. También son muy interesantes los comentarios con las experiencias de personas que están trabajando allí o que acaban de experimentar un proceso de selección con ellos. Y, por supuesto, os invito a que sigáis compartiendo vuestras vivencias e impresiones al respecto; por mucho tiempo que pase, no debemos rendirnos y dejar que empresas como esta se salgan con la suya. Gracias.

Editado el 02/04/2014: viendo que Qualytel sigue estando de moda, me apetece actualizar para que los lectores que entran aquí buscando información vean que hablamos de experiencias recientes. No es el caso del post que escribí, puesto que se trata de mi experiencia personal y han pasado más de 3 años. Pero sí podéis encontrarlas en el apartado "comentarios": allí se encuentran las opiniones de personas que acaban de pasar por un proceso de selección/formación y de otras que trabajan allí actualmente.

Hace unos días, una trabajadora de Qualytel compartió con nosotros su experiencia, por su parte satisfactoria, aunque no niega algunos de los sucesos que hemos venido comentando en estos meses. Agradezco mucho su opinión, e intento comprender su punto de vista: está a gusto a pesar de que prescindieron de ella y semanas después volvieron a llamarla (supongo que aceptó porque no tendría otra cosa). Y lo entiendo, una vez que te metes en la rutina del día a día en un trabajo de este tipo, intentas que esas horas sean eso, la forma de ganarte el sueldo, y la vida "de verdad" empieza al salir de allí. Pero me da mucha pena que se aprovechen de eso, esta empresa y muchas más. Estamos en una situación tan triste y precaria que han conseguido "encadenarnos" con sus políticas empresariales abusivas y que veamos las injusticias como algo normal, típico en una empresa tan grande, contra lo que no podemos luchar. Han conseguido que renunciemos a nuestros sueños, a aspirar a otras cosas, a pelear por lo que es nuestro. Incluso han conseguido que estemos trabajando y veamos cómo fastidian a nuestros compañeros y nos volvamos inmunes: formaciones marcianas, horarios incompatibles con cualquier cosa, despidos masivos... Todo eso parece que nos da igual mientras a nosotros no nos toque. No es culpa nuestra, los culpables son ellos. Y ahora prima la supervivencia. Algún día nos daremos cuenta de que los trabajadores -clase media, llamarlo como queráis- solo sobreviviremos si somos solidarios y estamos unidos.

Editado el 10/04/2015: tan solo incorporo una breve nota para indicar que la pesadilla Qualytel continua para muchos. El apartado de "comentarios" sigue creciendo a base de experiencias nefastas y dolorosas. Sigo conociendo a personas que han pasado por allí y acabaron despedidas sin motivo o con bajas por depresión, ansiedad, migrañas e incluso úlceras. Mi consejo es que no aceptéis trabajar con ellos, que se les acabe el chollo de una puñetera vez. De hecho me sorprende que quede alguien en Zaragoza que no haya contactado ya con esta gentuza, o que tenga un familiar o conocido que haya trabajado en ese lugar. Ya basta.

miércoles, 19 de enero de 2011

Sobre los locos

La otra noche, en mi calle, vi a un tipo en mitad de la calzada arrancando los chicles pegados en el asfalto. Estuvo a punto de ser atropellado en varias ocasiones pero, a pesar de los insistentes pitidos, el hombre no cejaba en su empeño. Primero le daba unas patadas al chicle, luego lo separaba del suelo con las uñas y finalmente lo guardaba en una bolsa de plástico que llevaba colgada.

Un incomprendido.

jueves, 13 de enero de 2011

Sobre la Navidad

Marian se queja de que ya no escribo, y para compensarla le dedico a ella este post.

A Marian le gusta la Navidad casi tanto como a mí. No pretendo aguaros la fiesta ni ir por la vida de amargada, cada uno tendrá sus motivos para ser feliz como y cuando quiera, pero sinceramente a mí las Navidades suelen dejarme el ánimo tocado. David dice que soy su pequeño grinch, verdecito y protestón.

Para empezar me satura todo ese consumismo desmesurado y sin talento. Tenemos que tragarnos todas esas lucecitas horteras -que ya supondrán un buen gasto energético, que parece que nos sobra- decorando cada calle y cada escaparate. Luego llegan los regalos, comprados a precios astronómicos y a última hora, de los cuales adquieres unos cuantos con mucho cariño e ilusión y otros tantos por compromiso. De todos ellos, la mitad serán descambiados u olvidados en el fondo de un armario, y hasta el año que viene. Aprovechamos estas fechas para reunirnos a cenar con personas que luego el resto del año nos importan un pimiento, pero claro, es tradición. Además tenemos que comer como salvajes, darnos banquetes pantagruélicos con manjares de fiesta a precios desorbitados. Todavía no te has recuperado de una cena, que ya te están sirviendo un pavo trufado. Sobra comida y acaba en la basura. Engullimos kilos de turrón, total, sólo es una vez al año... Y digo yo, ¿no sería bonito pensar un día cualquiera: "ey, hace una mañana preciosa, ha salido el sol, soy feliz, os quiero gente, voy a comprar langostinos para celebrarlo"?

Y encima eso. Con semejante batiburrillo de celebraciones cristianas, paganas, nórdicas y yanquis, ¿alguien se aclara de verdad con el motivo del brindis? ¿Qué celebráis vosotros? Yo siempre brindo por mis seres queridos, por su felicidad, aunque este año no tenía demasiados motivos para estar alegre. De todas formas, al menos en nuestro país, se supone que celebramos el nacimiento del niño Jesús, entre otras cosas. Lo que no tengo muy claro es cómo lo ven los niños. Tienen que tener un cacao mental... Los pobres igual piensan que el día 24 Jesús nació en Belén rodeado de pinos con bolas y que le llevó regalos un tal Papá Noel, o Santa Claus, o San Nicolás, o el barbudo gordo vestido de rojo que desfila de siete a diez por el Alcampo. ¿Y entonces que pintan los Reyes Magos en todo esto? Ah sí, son esos tipos que van en carrozas con disfraces de carnaval y que lanzan caramelos para que las señoras se peleen en el barro. Qué penita más grande. Dentro de lo malo, la Navidad es bonita cuando hay niños, porque ellos la hacen especial.

Otra cosa que me parece realmente absurda es la Noche Vieja. Anda que no hay noches en el año para salir a emborracharse hasta las tantas con los colegas, pero no, tiene que ser ese día, en el que los bares están hasta la bandera, que te cobran un riñón por entrar y tomarte cuatro copazos de sabe-dios-qué, y todos los parroquianos con trompetillas y gorretes y chorradas varias. Sinceramente no entiendo a que viene tanto escándalo sólo por el hecho de que cambie el año. Yo cambio el calendario de la pared, pero los días pasan y todos son más o menos iguales. Aunque puestos a celebrar bobadas, prefiero desearos un Feliz Febrero Nuevo, un mes bonito donde los haya, cortito y a veces sorprendente, con mis mejores deseos.

Marian, te prometo que cuando tenga chiquillos todo esto volverá a tener sentido. Y merecerá la pena sólo por ver la inocencia en sus ojos y la ilusión en sus risas. Ese día brindaremos con champán y nos podremos ciegas de roscón.