viernes, 20 de noviembre de 2020

Querida mamá: cuatro años

Querida mamá:

es cierto que la muerte de una madre no se supera, tan solo se aprende a vivir con ello. Y es una mierda. Pero no queda otra. A veces siento que vas a girar la esquina y nos vamos a encontrar por sorpresa en mitad de la calle. Incluso he llegado a verte paseando por la plaza. Deseo tanto hablar contigo una vez más... 

El barrio me conecta con lo que fuiste y sé que aún vives en él. Yo pensaba que eso siempre me pondría triste pero me equivocaba. Me saltan las lágrimas, es cierto, porque te echo mucho de menos. Pero estoy en paz y, de alguna manera, nuestras calles, nuestros árboles, me hacen feliz.

Tenías mucho que vivir aún, entre otras cosas, una pandemia mundial horripilante. La verdad es que no son buenos tiempos y lo estoy pasando mal, pero sabes que tengo a unas pocas personas cerca que me quieren y se preocupan por mí. Confío en ellas y sé que no me van a soltar. 

Aunque no pueda darte un abrazo o pedirte un consejo, me estás ayudando a crecer como mamá. Siento tu mano sobre mis hijos, tu fuerza y tu amor. Y la prueba es que se parecen muchísimo a ti. Olivia es una niña creativa, resuelta y muy payasa. Mario tiene tu mirada bondadosa y sonríe desde el alma. 

 Te quiero mamá, te echo de menos como el primer día.