martes, 14 de diciembre de 2010

Podría ser peor

Normalmente, cuando vamos por la autovía y tenemos tres horas de asfalto por delante, aprovecho para darle la matraca a David con todas mis teorías existenciales, planes de futuro, recuerdos de la infancia o cotilleos varios. Otras veces lo acribillo a preguntas comprometidas, ya que no tiene escapatoria, pero no lo hago a menudo, no vaya a ponerse nervioso y nos estocinemos contra un camión. También solemos cantar canciones Disney con coreografía y todo, para que alucinen el resto de conductores, e incluso nos inventamos juegos. No se quejará de viajes amenos. Uno de los juegos ha venido a mi memoria recientemente, y he decidido exponerlo aquí para haceros partícipes también.

Estos días están siendo complicados ya que estoy recibiendo una formación para un trabajo que me importa un pimiento y además algunos de mis compañeros de clase son unos marcianos -se merecen un post a parte-. La Rami y yo nos preguntamos a diario ¿pero qué demonios hacemos aquí? La respuesta es simple: dinero. Así que a pesar de todo vamos a intentar tomárnoslo con humor.

El juego que inventé con David consiste en crear una lista con los trabajos más horribles del mundo. Valen horribles del tipo qué coñazo, no los haría ni borracho, físicamente duros o rematadamente absurdos. Después por votación popular se elige el más peor y el que lo dijo gana. Como en el un, dos, tres, por veinticinco pesetas:

- pintar las rayas de la carretera
- operar de próstata a un elefante
- limpiar un puticlub
- empaquetar barajas
- vender enciclopedias por teléfono
- desmontar letrinas o baños químicos o como se llamen esas casetas verdes apestosas
- cobrar el peaje de la autovía de madrugada
- desinsectar pisos desahuciados
- barrer una plaza después de un botellón
- maquillar cadáveres
- conducir un coche fúnebre
- trabajar en una mina
- asfaltar carreteras
- vigilar un faro
- recoger percebes
- diseñar el estampado del papel de cocina, ese de las tacitas y las manzanas con caras
- apretar un tornillo en una cadena de montaje
- repartir las bombonas de butano
- cualquier cosa que implique entrar en una alcantarilla
- separar la basura para reciclar
- vender biblias de puerta en puerta
- redactar el BOE
- limpiar los cristales de un rascacielos
- arreglar una antena del campamento base en la Antártida
- colocar los paneles indicadores del camino en el Kilimanjaro
- repartir panfletos disfrazado de salchicha gigante
- limpiar el polvo de una tienda de belenes
- hacer de travelo yonki en una peli de Almodóvar
- ser poli en el Bronx
- regentar una joyería en Villaverde
- realizar análisis de orina y heces
- disfrazarse de Pluto en Disneylandia

¡Y el caso es que alguien lo tendrá que hacer! Esas personas se están ganando el cielo.

Poned vuestras ideas en comentarios y vamos ampliando la lista :)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sobre el alma

El alma es un concepto que, a lo largo de la historia de la humanidad, ha originado multitud de debates filosóficos en torno a una serie de cuestiones y planteamientos profundos como su definición, su estado, si es inherente a cada ser humano o si por el contrario migra y evoluciona hasta alcanzar un rango superior e incluso si es inmortal. Yo de filosofía no he aprendido más que cuatro conceptos básicos así que no sabría que opinar al respecto.

El otro día iba paseando por la calle pensando en mis tonterías para nada trascendentales dispuesta a entregar unos cuantos currículums por ahí, por si alguno cuela. En la otra acera vi a un hombre arrodillado con la cabeza agachada, el pelo blanco y un jersey rojo muy viejo. A su lado había un cartón con letras negras que decían Por el amor de Dios. Mientras cruzaba de acera me llevé instintivamente la mano al bolso y saqué el monedero. No sé por qué este buen hombre me impactó más que otros, ya que no es nada extraño ver a gente pidiendo por el centro. Ni si quiera lo pensé. Deposité un euro en su vasito de plástico y en ese momento el hombre me miró y me dio las gracias de corazón. Se me encogió el estómago y me sentí ruin. Un maldito euro. Y ni si quiera fui capaz de sostenerle la mirada. Sólo sonreí, pero en seguida giré la cara y seguí mi camino. Por supuesto me eché a llorar como una idiota, y tuve que aguantar las miradas marcianas de los viandantes.

Yo no sé mucho de filosofía. Lo que sí se es que algo se me calló a los pies.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Sobre los extraños

Muchos de vosotros ya conocíais mi singular habilidad para hacer amigos, así como de entablar conversaciones con extraños. En la verdulería, en el metro, en la cola del banco o simplemente paseando por la calle me han ocurrido cientos de anécdotas con personas la mar de interesantes. El mundo está lleno de gente maja, y un poco loca, la verdad, por eso merece la pena estar atento a las señales, siempre puedes aprender cosas curiosas o pasar un rato agradable.

El otro día volvía del centro en autobús. Iba pensando en mis tonterías habituales cuando de repente nos paramos en un semáforo, en frente de un mesón que lucía en la puerta un llamativo cartel escrito a mano con rotulador rojo, hoy cocido 15 euros.

La abuela que iba a sentada a mi lado soltó un aspaviento. Madre mía, un cocido 15 euros. Y me miró... Desconozco el motivo por el cual atraigo tanto a las abuelas. Me resulta todo un misterio. Será porque tengo pinta de la nieta perfecta, o quizá es que les guste mi colonia... El caso es que le devolví la mirada, y asentí. Ella seguía farfullando. Hay que ver, cómo se pasan, 15 euros por un cocido. Para salir del paso le contesté que bueno, que si era con sopa y todo... Que no hija que no, si un cocido total es un poco de puerro, y un puñao de garbanzos que cuestan cuatro duros. Le dí la razón, qué más podía hacer. Claro, claro, total unos garbanzos, sabiendo que estaba dando pie a una larga disertación sobre cocidos. No me equivoqué. Me explicó como se pueden aprovechar los restos de un jamón, que si la berza, que si en la olla en un momento, y lo mismo pa cuatro que pa cuarenta, que si bla bla, orgullosa de su guiso, y a todo esto ya que pasaba por allí se iba a bajar donde el lidel a comprar pescado que hoy es martes y toca. Me deseó un buen viaje y me dedicó una sincera sonrisa. Cuando bajó del autobús aún la miré un largo rato. No sé si tendrá muchas visitas, amigas, nietos, o marido. El caso es que la mujer necesitaba hablar con alguien. Espero que se quedara a gusto.

Ya casi llegando a mi parada me levanté para pulsar el botón y me crucé con una madre y su hijito. El niño iba la mar de contento, mirando a todas partes, canturreando y tocándolo todo. Conseguí captar su atención sacando la lengua, le hice unas cuantas monerías, me miró como a un marciano pero al final se echó a reír (de mí supongo). Y luego me imaginé lo divertido que sería tener un hijo y sacarlo a pasear. A lo largo del día seguro que te cruzas con una docena de personas que se te paran a hacer el gilipuertas y a hablar con voz de idiota. Todo un espectáculo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Sobre mi casa

Hoy es el último día que paso en mi casa. Había imaginado este momento cientos de veces; qué bien nos engañan las películas, a la hora de la verdad la vida es mucho más sosa. No hay despedidas apasionadas, ni música de fondo, ni planos detalle de los rincones más emotivos, ni por supuesto flashbacks de los momentos entrañables aquí vividos.

Ahora me dirijo hacia la cocina y examino los detalles que tanto he aborrecido y que, aunque parezca absurdo, a mi manera los voy a echar de menos. A fin de cuentas es mi primera casa (que no mi primer piso). Llevo más de tres años quejándome de las paredes desconchadas, los muebles viejos y feos, la cocina pequeña y destartalada, el grifo que gotea, los enchufes sueltos, la ducha sin fuelle, la falta de espacio... Sé que el cambio va a ser a mucho mejor, eso sin duda, pero nunca olvidaré los llantos y las risas a partes iguales que estos desperfectos me han provocado. Nunca olvidaré lo feliz que he sido aquí, y todo gracias a la gente que ha compartido conmigo este lugar tan especial.

Todo comenzó una noche de julio, con mi padre y la fatídica anécdota de la bicha. Esa noche sí que reí y y lloré como una histérica. Fue una entrada por todo lo alto, con Ahmed subiendo cajas y más cajas y una bicicleta estática. Después, con Laura y las vecinas vinieron las jornadas de bricomanía, decoración, chapa y pintura. Varios viajes al Ikea y cientos de llamadas surrealistas con gritos y cabreos para dar de alta Internet. Conocimos el barrio, a nuestros pintorescos vecinos y decidimos ampliar la familia con dos lindos gatitos. Los amigos entraban y salían como en un hostal. Cenas, cervezas, películas, juegos de mesa, noches que acaban de día, rolletes y algún que otro romance. David le cogió tanto cariño a la casa que decidió venir para quedarse.

La casa dio un giro hacia la edad adulta. Aunque tenemos cientos de juguetes y muñequitos, incorporamos al dormitorio una cama de matrimonio. La primera de nuestras vidas. Qué risa nos daba esa palabra. Bajo este techo hemos vivido momentos inolvidables y, sobre todo, hemos soñado despiertos, hemos imaginando el maravilloso futuro que nos espera juntos, haciendo planes y tomando decisiones, la última de las cuales nos ha llevado a clausurar esta etapa. Hoy es mi último día aquí.

Tengo dos maletas enormes abiertas pero vacías. No sé ni por dónde empezar. En principio sólo debería llevarme lo imprescindible, a fin de cuentas en casa de mis padres tengo todo lo necesario y el terrorífico momento de la mudanza ya llegará. Prefiero no pensar en ello todavía porque me dan los siete males. Así que supongo que sólo meteré ropa, bolsos y zapatos. Si todo sale bien, la mudanza será pronto, y yo ya no volveré por aquí. Solo para meter cosas en cajas. Supongo que para David tiene que ser más triste, a fin de cuentas se queda aquí solo esperando la señal para partir. Ayer le preparé varios guisos y los guardé en el congelador, siento que sobre mí recae la responsabilidad de su buena alimentación, aunque me encuentre a 300 kilómetros. Y sigo sintiendo que me olvido de algo importante. Bueno, no será tan importante.

El lunes tengo una entrevista y estoy muy nerviosa. Quiero hacer las cosas bien. Sé que soy capaz, y además ya me va tocando un pequeño golpe de suerte. En cuanto encuentre un trabajo sé que todo irá a mejor. La casita nueva, la familia cerca y los amigos de toda la vida. Espero que los de fuera os animéis a visitarnos. Ya sabéis que las puertas de mi casa siempre van a estar abiertas.

Madrid, fuiste la ciudad de mis sueños y te voy a echar mucho de menos. Vine aquí hace más de 9 años con una maleta repleta de ilusión. Ahora me voy con un chico maravilloso y todo un mundo de sueños nuevos junto a él.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Sobre las noches

Anoche, mientras el Rey de la Sal y sus vasallos, los Hombres de las Islas de Hierro, izaban las velas de sus barcoluengos dispuestos a conquistar las tierras verdes, me empezaron a escocer los ojillos. ¡Madre mía, si son casi las tres de la mañana! Será mejor que apague la luz y me acueste.

Dejé el libro en la mesilla y le dí un achuchón a David. Después de acomodarme, se giró y me puso la mano en el hombro.

D: Paciencia.
I: ¿Paciencia? ¿Quién?

David levantó el brazo y me señaló.

I: ¿Paciencia yo? ¿Por qué?
D: Mshhporqu....tas...dibujangnnnfffss...
I: ¿Perdón?
D: msshh... Porque estásh dibujando coshitas zzz....

:)

¡Te voy a echar de menos! No quiero imaginarme cuántas noches voy a estar sin ti. Sólo espero que todo esto pase rápido, que vayan saliendo bien las cosas, que tengamos suerte, que nos la merecemos, y que pronto podamos aburrirnos en nuestra nueva rutina particular. ¡Te quiero, pequeño!

sábado, 30 de octubre de 2010

Sobre la fauna en el tren

Siempre que llego a Zaragoza mi padre me espera sonriente en la estación del tren. Lo primero que me pregunta es que cómo ha ido el viaje, que si me han dado mucho la turra los compañeros de vagón - parece que tengo un imán para los plastas- y la mayoría de las veces contesto que sí. Así que voy a tratar de hacer un recopilatorio de todas esas personas cuyo comportamiento me resulta tan peculiar - en realidad me resulta molesto, pero no deja de ser curioso como la gente no es consciente de ello-.

El fin de semana pasado mi compañera no tendría más años que yo, aunque éramos la noche y el día. Ella iba perfectamente enconjuntada con su traje de chaqueta negro impecable, sus tacones y su maletín. Nada más acomodarse en su asiento, la yupi encendió su portátil y se puso a trabajar. Pudo mandar en la hora y cuarto de trayecto como 30 emails, además de contestar varias llamadas al móvil de jefes, secretarias, abogados... Qué chica más eficiente. Yo sin duda la contrataría. Pero vamos, que si para llegar a ser alguien en una empresa debes llevar ese ritmo de vida frenético y sin descanso... no sé si a mí me compensa. Sólo de mirarla me contagió algo de estrés. El tiqui tiqui de las teclas no es la mejor banda sonora de un viaje...

Peor era el fulano del asiento de delante. El tipo creía que el mejor lugar en el mundo para elegir la melodía de su móvil nuevo era el Ave. Claro. Por eso sus compañeros tuvimos que escuchar una y otra vez las 20 musiquitas del teléfono hasta que el hombre se decidió. Ring ring... nino, nino, nino... ñaaaauu, ñaaaaauuu... cri cri, cri cri... lerele, lerele loooo... y otra vez ring ring... que levante la mano el que NO le habría metido el móvil por el...

Detrás de mí viajaba una señora mayor de las que no sabe estar hora y media callada. Por eso llamó a su hija, a la Antonia, a la Seve, a su cuñada y al pueblo entero por lo visto. Así todos pudimos deleitarnos con los entresijos de su fascinante vida. Porque si no se han descongelado del todo las chuletas, podemos hacer una tortilla. Si hija, le quitaron la vesícula. No no, yo estoy bien, todavía me voy un poco de vientre pero nada grave. ¿En serio? Cuando se enteren en el barrio... Ay lo que me cuentas... Esa es una guarra y no sé como el tontolaba del Paco se lo consiente, y eso que las tetas se las pagó él. Si si, el viaje bien, te dejo que me llaman por la otra linea...

Sin duda mis favoritos son los niños desbocados, poseídos y gritones con padres pasotas, impotentes y también gritones. Nadie dijo que fuera fácil, desde luego. Pero a la hora de que me hierva la sangre, dudaría entre darle el tortazo al señor padre o a su prole. Como ahora a los niños no se les puede dar un cachete, y mucho menos en público, si no quieres acabar lapidado, toda la tensión acumulada por los padres la liberan a chillidos. Los ves con la vena de la frente hinchada, la cara roja, los nudillos reventones... Y el niño totalmente ajeno al chocho que está montando con sus lloros y sus pataletas. Y no hablo de bebés, que un bebé llore es totalmente lógico y a veces incontrolable. Hablo de pequeños tiranos de doce años crueles, contestones y engreídos. El mundo se está volviendo loco.

Otro personaje pintoresco es el guiri desgreñado con americana y deportivas que se va quedando dormido por las esquinas, o encima de su compañero de asiento... Además de estar en la parra no entiende ni papa de castellano, pero no se corta en preguntarle a todo el mundo que dónde están la cafetería y el baño, que dónde tiene que dejar la maleta, que si la peli es gratis... Todo en su inglés-con-zapato-en-la-boca característico, y mirándote como si fueras un marciano cuando le respondes cortésmente que "yes, yu can put yur suitkeis jiarrr". Anda y que les den, que aprendan castellano o que se queden en su pueblo.

Los adolescentes que viajan solos no molestan. Van a su bola leyendo El jueves o La cuore y escuchando música con su ipod. Pero ojo como vayan en grupo. Lo primero son las fotos haciendo el capullo que colgarán después en el facebook. Después los chistes verdes, los cánticos regionales y las risas descontroladas. Los vaciles a la azafata, los viajes al baño de tres en tres... Sólo les falta sacar el kalimotxo.

Y ahora, repasando lo que he escrito, me siento una vieja cascarrabias. Yo sólo quiero estar tranquilita en mi asiento leyendo. No sé si es normal que me moleste tanto el ruido o el barullo. Quizás lo que más me molesta no es el ruido en sí, sino la estúpida manía que tiene la gente de estar todo el tiempo dando la nota, llamando la atención, como si a los demás nos importaran sus vidas. ¿Y acaso a ellos no les preocupa que los demás nos enteremos de todas sus intimidades?

Como dije antes: curioso.

viernes, 29 de octubre de 2010

Autogooglearse

Sé que es una petardez pero me apeteció probar... así que me busqué en google. Para mi sorpresa, la primera sugerencia mostrada es una carta de una presunta colaboradora del GRAPO que se llama como yo. Bueno, o yo como ella, que me saca una pila de años... Tiene su gracia. Hay miles de mujeres con las que comparto nombre ¡y dos apellidos! en el mundo, da que pensar. Pero gracias a la insistencia de David y a sus sabios -y un poco exasperantes- consejos, he conseguido pasar totalmente desapercibida en el cyber mundo. Cosa que también da que pensar, más aún... Es posible que dentro de unos años nos identifiquemos con un número o un nick (personal e intransferible) en lugar de por la mención oficial a nuestros antepasados. Y también sucederá que, a pesar de tus 70 kilos de huesos y carne, si no estás en el cyber espació ya no serás nadie.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Lección

Notitas con secretos, el juego del ahorcado, dos y dos son cuatro, las faldas de las niñas, te pillo en el recreo, la clase de gimnasia... Y las vacaciones de verano. De fondo la maestra tararea la lección. ¡Hoy cumplo ocho años!

martes, 17 de agosto de 2010

Intimidad

En esta casa no hay intimidad. Pillo el tabaco y la chupa y me piro. Camino por la calle. Tráfico y obreros. Gritos y pitos. Señoras con sus hijos y hombres con sus perros. Abuelos que cruzan. Uno me mira. Por fin sola.

viernes, 6 de agosto de 2010

Bicho

Vuelve andando de una fiesta. En la acera se cruza con un bicho. Taquicardia, sudores fríos, terror, ¡pelos de punta! Corre despavorida a refugiarse en su casa. Joder, qué asco me dan estos humanos.


Bicho =  la innombrable.

Margaritas

Corre por el campo persiguiendo un abejorro. Siente el frescor de la hierba bajo sus pies y la fuerza del sol en su inmaculada piel de niña. Corta una margarita y se la coloca en el pelo. Se siente una princesa. Nunca volverá a tener diez años.

Despertador

Un sueño agitado termina por despertarla. El maldito tic tac le acelera el pulso. No es un reloj cualquiera, no da la hora. Se jacta de que cada segundo que pasa es un segundo menos de placer entre las sábanas.

Tigre

El tigre se acerca altivo, con paso lento pero enérgico. El hombre observa sus delicados movimientos a través de los barrotes. Qué clase, qué elegancia, piensa con asombro. Suena el click de la cámara de fotos. El hombre se acomoda en su lecho. El tigre se va a su casa, no sin antes pasar por la tienda de souvenirs.

Economía

¿Podemos hablar de otra cosa? Es que no entiendo nada de economía. El mundo está raro. Si, eso dicen. Yo lo único que sé es que tengo más ex jefes que ex novios.

Explosión

La primera explosión me asusta. Mi corazón se detiene durante una fracción de segundo. Pero las siguientes me hipnotizan. La multitud aplaude maravillada. La oscuridad de la noche se quiebra entre destellos de mil colores. Los fuegos iluminan tu sonrisa. Y sólo sé que te quiero.

Discutir

Con la garganta reseca y la voz temblorosa, escupió todas sus frustraciones. Le recriminó haber sido tan cobarde y conformista. No te tortures por lo que podría haber sido, replicó. Aún somos jóvenes. Estaba exhausta, no le apetecía discutir más. Le dio la espalda al espejo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Cacahuete

Intentaba sacarle una foto al mono, pero corría desatado por su jaula. Trató de captar su atención. "¡Toma, mono!". Le lanzó un cacahuete. El mono se acercó con cautela, cogió el cacahuete y, después de olerlo, se lo llevó a la boca. Con un sonoro escupitajo se lo devolvió.

Siesta

Mientras disfruta de su siesta espanta con el pie alguna mosca atontada. Y sueña con un mundo mejor, uno en el que la banda sonora de la vida no va siempre acompañada por una radial.

Amistad

Caminaba por el centro de la acera acompañado de su sombra. Aquella gigantesca ciudad dormía ante sus ojos. Intuía los murmullos de los seres de la noche, y el ruido de algún que otro coche. Apagó el cigarro en el suelo y decidió volver a casa. Nunca se le dio bien hacer amigos.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Detonador

Se retuerce inquieta entre las sábanas. Hace calor. Su respiración es agitada. Pulsa con suavidad el detonador. Después con más energía. Tras unos instantes, un estallido de placer recorre su piel, erizándole el vello. La mente en blanco, el cuerpo inerte. Dulces sueños.

martes, 6 de julio de 2010

Sobre la diversión en el trabajo

Estar en paro es mucho más aburrido de lo que la gente piensa, sobre todo cuando tus amigos y familia están currando y te pasas el día sólo mirando a las musarañas. Es cierto que tienes tiempo para jugar, leer, ver la tele... y también para algunas cositas de la casa, pero los días son muy largos, y trabajar estimula el cuerpo y el espíritu. Además en general te lo pasas bien, sales a la calle, puedes marujear con las compañeras y pueden ocurrirte cientos de anécdotas. Para algunos el trabajo de teleoperadora puede parecer un infierno - en ocasiones lo es, cuando tienes que tratar con impresentables - pero en realidad es de lo más creativo y sociable, me gustan los trabajos en los que tengo que tratar directamente con personas y así poder descubrir aunque sea una pequeña porción de sus curiosas vidas.

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- Buenos días, señor Lí, ¿qué desea?
- Quelel cita pala declalación de lenta, y mi plimo también, jiji.
- Muy bien, ¿me puede indicar su DNI?
- Siete tles cuatlo tles chinco cuatlo dos celo ELE.
- Disculpe señor Lí, ¿me ha dicho ELE, de Lugo?
- No, no, ELE de Ladio jijiji.
- ... esto... señor Lí, ¿alquiló usted el año pasado algún inmueble?
- ¡Chi, chi! ¡Yo alquilal pelo no muebles! ¡No habel ni uno! Jiji...
- ...

¿No es adorable?

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- Buenos días, don Ahmed, ¿qué desea?
- Yo quiere fita para ser declarasión de venta.
- Muy bien, ¿tiene usted DNI, don Ahmed?
- Si si, yo españolo, yo tengo casa, yo tengo trabaho. Mi NIE es Quix ventisinco chentasix curenta nueva duble be.
- ...

¿Casa y trabajo? Raro para ser español....

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- Don Agapito, ¿vendió usted algún inmueble?
- Caaaro, pero poca cosa maja, cuatro olivos y un cacho tierra.
- Eh... ¿Y realizó usted actividades empresariales en módulos?
- Yo de eso nu se nada, pero mi hijo sí que está estudiando un módulo.
- ...

Tantas y tantas veces me dejan sin respuesta.

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A la hora de preguntar la provincia desde la que llaman, siempre suelen indicarnos el municipio o pueblo, es duro al principio pero al final equivale a un máster en geografía de España. Pero sin duda la mejor respuesta fue: "¿Desde qué provincia nos llama?", "desde Vallecas". ¡Ole y ole!

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Los misterios sobre las letras del DNI también son formidables.

- Doña Macarena, ¿me indica su DNI?
- Noventiosho trentisei setentisete cuarentydó qué
- ¿Qué?
- Qué.
- ¿Qué de qué?
- Qué de queso.
- ...

Y otras grandes perlas como:

- Ka de casa.
- Ese de Saragosa.
- Be de Valencia.
- Pe de Palencia con Pe de Pamplona.
- Jota de jota.
- Cu (Q) de Kilo.

miércoles, 30 de junio de 2010

Sobre lo que me afecta

No pretendo dar lecciones de vida, pero tampoco me gusta enterrar mis opiniones. No me gusta ofender a nadie, pero me canso de poner la otra mejilla. Voy a intentar ser más tolerante, pero no voy a ser más la tonta del bote.

No es mejor persona quien complace todo el tiempo con favores, sino quien no los exige.

No es más sabio el que tiene más estudios, sino el que saca provecho de todo lo aprendido a lo largo de su vida y es consciente de que le falta mucho por saber. No es necesario ir aleccionando a los que te rodean para que perciban tu sabiduría. Si no sabes lo que dices, no hables.

La inteligencia es un don que se nos otorga al nacer. Si no se usa, se pierde. La humildad es directamente proporcional a la inteligencia. La arrogancia lo es inversamente.

No se tiene más presencia por llevar maquillaje, ropa bonita o joyas. La belleza pura hay que saber lucirla, y eso requiere elegancia. La clase, se tiene o no se tiene.

No es más responsable el que madruga los domingos. Lo es el que cumple con sus obligaciones, y tiene todo el derecho del mundo a quedarse el fin de semana en la cama hasta las once.

No es mejor anfitrión el que tiene la casa más limpia y el mejor vino del mercado, sino el que escucha con atención las historias de sus invitados.

Escuchar a los demás no es difícil. Sólo hay que dejar de pensar por un momento en uno mismo.

No es más triunfador el que obtiene más premios, sino el que los celebra con su equipo. Muy pocos genios en el mundo han triunfado solos. Pero hay demasiados que se creen genios.

Si tienes un momento, busca la palabra opinión en el diccionario. Alguno se llevará una gran sorpresa al descubrir que no es sinónimo de verdad absoluta.

Criticar a los demás y hacerles ver sus defectos no es efectivo para limpiar tu mierda. Si hay algo que te atormenta, vienes y me lo cuentas.

Muchos valores importantes para la sociedad están degradados. Pero concretamente hay déficit de uno, la educación.

Ser gordo no implica ser vago, débil o no tener fuerza de voluntad. Ni si quiera implica ser gastronómicamente caprichoso. Es un estado más del cuerpo humano que depende de cientos de factores. Saber disfrutar y apreciar una buena comida es todo un arte que no muchos dominan.

Ser guapo no tiene mérito. No es ningún logro. Es una lotería genética.

No tenemos que añorar la infancia. Tenemos que dar las gracias por haber sido tan afortunados.

No debemos martirizarnos por nuestros errores. Una decisión equivocada no es más que un rodeo hacia el camino correcto. Una vida a base de atajos es más sencilla, con menos sufrimiento, pero también infinitamente más aburrida.

No te tortures por lo que podría haber sido. Sueña con el futuro prometedor que tienes ante tus pies. 

En lugar de llorar por los que no están, utilicemos nuestras energías en abrazar a los que nos acompañan.

No hagas daño a nadie. Simplemente por que no.

Si quieres a alguien, díselo.

Aunque parezca una obviedad, mucha gente no lo sabe:

hay que ser feliz por lo que se tiene, y no infeliz por lo que no se tiene.

martes, 22 de junio de 2010

El pollo más alto del mundo

Poder contemplar la ciudad de NY como si de un tablero de monopoly se tratara es un gran privilegio. Las vistas desde el Empire State Building son maravillosas; los titánicos rascacielos, las catedrales, los ríos y los ferrys con el reflejo del sol en sus aguas, los impresionantes monumentos y esculturas, y por supuesto, Central Park, precioso y mágico en cualquier época del año. Todo ello salpimentado por pequeños puntitos amarillos que recorren la ciudad con un pintoresco baile a toda velocidad.

Toda la ciudad tiene una gran armonía en su estructura, está perfectamente cuadriculada y ordenada por numeritos. ¡Qué manera tan elegante de hacer la vida más fácil! Y no como en nuestra querida tierra, dónde los debates sobre los nombres de calles, colegios y plazas hacen sacar lo peor de nosotros... Viejas heridas sin cerrar, fervores ideológicos, sexismo o lo contrario, politiqueo barato... y encima haciendo alarde de la tremenda incultura que nos caracteriza. Mucha gente no sabe si el señor de su calle fue un general sanguinario o un poeta romántico, y lo más triste es que ni le importa.

Y aquí tenéis al famoso pollo, posando feliz en la cornisa más selecta de todo el planeta, disfrutando de la mañana y acompañando a los turistas. Con lo estupendos que son los yankees, seguro que sus palomas cagan rosas...

viernes, 18 de junio de 2010

Mala digestión

Pocas cosas hay que me gusten más que los macarrones con chorizo. Sobre todo si están hechos de otro día y sólo tengo que calentarlos. Como comer sola es un coñazo, me siento delante de la tele y veo las noticias. 

Me mareo un rato de cadena en cadena, en todas hablan del mundial, y a mí eso me importa un pimiento. Me voy al canal 24 horas noticias, ese nunca me falla. Me encantan sus presentadores, sobre todo la rubia del tiempo, que no suele acertar demasiado, pero sonríe mucho y viste con estilo.

Termino de ponerle el queso a los macarrones mientras escucho que un hombre ha sido asesinado en Estados Unidos frente a un pelotón de fusilamiento. Este hombre estaba condenado a muerte por matar a otro hombre hace unos años. Su abogado insiste en su inocencia pero como nadie le cree, el reo ruega clemencia. Para mi asombro, la familia de la víctima también solicita clemencia. Pero de eso no debe haber mucho al otro lado del charco. La pena sigue en pie. El condenado pide ser ejecutado frente a un pelotón, porque quiere dar la cara, defendiendo su inocencia hasta el final. Y yo no entiendo nada de nada.

Empiezo a comer, que los macarrones se me enfrían. El tomate ya se está oscureciendo por los bordes, pero no me apetece ir otra vez al microondas. Resulta que eruditos economistas comunican que la economía de China va a crecer un 9% este año. Sus exportaciones van de lujo, las empresas crecen y cada día que pasa se enriquecen más. Pero los chinos currantes siguen cobrando sueldos de mierda. Algunos han ido a huelga. No son avariciosos, quieren pasar de sueldos miserables a sueldos mediocres. Pero por lo menos que se note una recompensa por su esfuerzo, a fin de cuentas ellos son los que llevan a las empresas al éxito. No sabemos cómo acabará la cosa, pero no me extraña que emigren tantos.

Casi me parto un diente con un trozo de chorizo petrificado. Y de piedra me quedo cuando veo que Japón ha incumplido su tratado de no agresión a las ballenas. Según este tratado los países firmantes se comprometían a no cazar ballenas para uso comercial, sólo con fines de investigación. Así que Japón soborna a varios centros y laboratorios para cazar y traspapelar a los cetáceos, nada menos que 160.000 ejemplares. 

Se acabó. Ya no tengo hambre. Puto planeta de locos.

jueves, 17 de junio de 2010

Una mañana cualquiera

Atención señoras, ha llegado el tapicero. Tapizamos todo tipo de sofás, sillas, sillones, tresillos, mecedoras, descalzadoras... le ofrecemos presupuesto sin compromiso con precios directos de fábrica. Nuestros trabajos son de máxima calidad a un precio sin competencia. Tapizamos en cuero, piel, skay, terciopelo... 


Me encanta ser ama de casa. Sobre todo en este barrio. Por cierto ¿todavía hay gente que tiene descalzadoras en sus casas?

martes, 15 de junio de 2010

Para perder el tiempo

Que a veces apetece. Las respuestas aparecerán en unas horas en los comentarios.

1. Antes de acostarme, necesito...
a) Un colacao
b) Un cigarro
c) Peinarme
d) Lavarme las manos
e) Todas ellas

2. Si tuviera un hijo, se llamaría...
a) David
b) Carlos
c) Jorge
d) Sam y Dean, si son dos
e) Manuel

3. ¿Qué tengo tatuado?
a) Una sirenita
b) Un unicornio
c) Un pequeño pony
d) Un pegaso
e) Un sol muy chuli

4. Una de las cosas que más me gustan cuando viajo es...
a) Hacer mil fotos
b) Probar comidas típicas
c) Ligar con los lugareños
d) Visitar monumentos
e) Salir de fiesta

5. ¿Qué me gustaría ser por un día sin que nadie lo sepa?
a) Astronauta
b) Super héroe
c) Agente de la CIA
d) Millonaria
e) Actriz porno

6. Si pudiera pedir un deseo, pediría...
a) El monedero de los billetes infinitos
b) ¡Montañas de Nesquik!
c) Un millón de deseos
d) Hablar 100 idiomas
e) La talla 38

7. ¿Cuál es mi estilo de música favorito?
a) El de cuando tenía 15 años
b) El rock español
c) Cualquiera que se pueda bailar
d) Chill out
e) Los 40 principales

8. Si tuvieras que describirme en una palabra, esa sería...
a) Excéntrica
b) Orgullosa
c) Friki
d) Pachorra
e) Necesitas las cuatro

9. ¿A qué le tengo miedo?
a) A la crisis
b) A los insectos
c) A volar
d) A que me coma un tigre
e) A la celulitis

10. ¿Me gusta este juego de preguntas?
a) ¡Mucho!
b) Sin más
c) Es un coñazo
d) No tengo nada mejor que hacer
e) No lo repetiría ni muerta

viernes, 11 de junio de 2010

Sobre los paraguas

¡Cómo los odio! Es un arma saca ojos muy peligrosa. Las abuelas sienten el poder en sus brazos cuando portan uno. Son unos trastos tan incómodos y aparatosos... Cuando llegas al destino ya no sabes qué hacer con él, porque estorba. Lo escondes, lo camuflas y, por supuesto, te lo olvidas. Y a comprar otro... Todo por no mojarnos el pelo. Porque por mi parte, cuando llevo uno de esos, de cintura para abajo me calo igual.

El caso es que todos debemos tener uno. Yo no tenía, siempre he preferido las capuchas, los chubasqueros, las marquesinas y las carrerillas entre portal y portal. Y si me chorrea el flequillo me importa poco, ya se secará. Pero en este trabajo nuevo no quería dar esa imagen de mendigo arrastrado que aparento cuando llueve. Me gusta ir un poquito arreglada. Así que David, con todo su cariño, me compró el paraguas más moderno de la tienda.

Es tan moderno que se despliega con un click. Tiene un botón en el mango que hace las funciones de un gatillo. Click, PLAF, paraguas en su sitio. De niña estas cosas me daban miedo, pero ahora ya les voy pillando el truco. El martes lo tuve que estrenar. Hubiese preferido estrenar los vestiditos y las sandalias, pero qué le vamos a hacer. Tenía muy claro el tema click PLAF, y suponía que todos los paraguas se plegaban de la misma forma. Y aquí tenemos la anécdota.

El autobús se acercaba, así que extendí un brazo para pedirle que se parara. Cuando se abrió la puerta en mis narices, con la elegancia que me caracteriza, me dispuse a plegar el paraguas... pero se resistía. Empujaba con todas mis fuerzas, pero nada. PLAF. Y otra vez PLAF. Y claro, las manos chorreando. El autobusero me miraba desconcertado y la gente de la parada se reía nerviosa. Vergüenza ajena se llama. Total, que abracé el paraguas, intenté reducirlo y me lo coloqué bajo el brazo para poder picar el bonobús. Ahora necesitaba las manos para guardar el bonobús en el bolso, así que apreté el paraguas con más fuerza y me lo coloqué entre los muslos. Ya tenía las manos libres, pero tenía que andar hacia el fondo. No quería sentarme, por miedo a un terrible accidente paragüero, no me gusta sacarle un ojo a nadie. Así que arrastré los pies, cual pingüino, hasta colocarme en la salida con la mayor dignidad que pude.

Cuando bajé del autobús... PLAF, cómo no. Tenía la entrepierna empapada, me dolían las rodillas, también me dolía un poco el alma y, sin darme cuenta, presioné el gatillo. Y como un delicado cisne, el paraguas se plegó...

Qué lejos llegaríamos a veces si usáramos la bola dura que tenemos sobre los hombros.

martes, 8 de junio de 2010

Otro año más...

...y casi ni me he enterado.

Si, lo reconozco, soy la típica idiota aguafiestas a la que le fastidia cumplir años. El día en sí me pone un poco nerviosa, no me siento cómoda siendo el centro de atención. Es muy agradable que te llamen y te regalen cositas, pero la cara de haba me dura hasta la noche. Además me pego días planeando el momento y luego cuando llega estoy más pendiente de que todo salga como lo había previsto, en lugar de relajarme y dejarme llevar.

Ya me han llamado mis padres, mi niño y los abuelos. No son ni las diez de la mañana y ya tengo el muro del Fbook abarrotado. ¡Muchas gracias a todos! Ahora el plan es arreglarme un poquito y arrasar en el Plenilunio con Lucía, aunque me da a mí que vamos a comprar poco y a marujear mucho. ¡Oleee!

Este día siempre me da por recapitular. 28 años ya, son muchas cosas vividas. Cuando era pequeña pensaba que a esta edad tendría la vida resuelta, qué cosas. Y resulta que lo que es tener, tengo más bien poco. Poco pero importante, eso sí. Mi querido nene y mi gatito. Cuando escriba aquí algo a los 30 espero poder contaros que ya tengo trabajo, casa y olla exprés.

Me voy a poner mona y a ver qué sorpresas me regala el día. A la noche soplaré las velas y pediré, un año más ¡que se pare el tiempo!

Os quiero.

miércoles, 2 de junio de 2010

Sobre mi barrio

La chica del estanco no caía muy bien a los vecinos. Decían que era una sosa. Se limitaba a darte el tabaco, las vueltas y poco más. Pensándolo bien, si te pegas 10 horas al día, de lunes a sábado, encerrado en un zulo de 2x2 sin que te de el aire o la luz del sol, rodeado de droga, con las abuelas de la primitiva, su tabaco gracias, cualquiera se transformaría antes o después en una seta.

Un jueves a las 7 de la tarde, víspera de festivo, mientras me liaba con las monedillas, le dije "ánimo, que sólo te queda una horita, y luego a disfrutar de todo un puente". Fue la primera vez en meses que la vi sonreír. Me contesto "sí, mañana me quedaré todo el día en casa haciendo el vago, pero el sábado aquí estaré de nuevo..."

Pienso en algunos días en los que me he sentido molesta por quedarme sin tabaco, bajar a la calle y encontrarme con una puerta cerrada. Quiero un cigarro y lo quiero ya. Pero esta vez estaba viendo la otra cara de la moneda.

Con el tiempo nuestras conversaciones fueron más largas. Le contaba mis penurias con el trabajo, y si fumo pall mall por algo será, somos pobres como ratas y encima adictos. Ella era de un pueblo de Toledo, y tardaba dos horas cada día en llegar al curro. Y otras dos en volver, claro. Pero es que el mundo está así de raro, y un curro es un curro. Claro que sí.

Hace unas semanas bajé a por tabaco y me atendió un chico joven, bastante guapo y agradable. Todos los vecinos lo adoran. Es tan simpático... Siempre te recibe con una sonrisa, te comenta las ofertas, pregunta a las viejas por sus nietos... Yo he empezado a peinarme para bajar... 

El caso es que mi amiga, la estanquera de Toledo, ya no trabaja aquí. Supongo que se habrá cansado de ir y venir. Ojalá haya encontrado un trabajo mejor. Aunque yo nunca lo sabré.

Ni si quiera le pregunté su nombre.

viernes, 28 de mayo de 2010

Un consejo cualquiera

Ayer me despisté con mis chorradas y salí tarde de casa. Como me gusta llegar con tiempo al trabajo, apreté el paso hacia la parada del autobús. Al girar la última esquina vi que uno de mis autobuses se aproximaba, así que eché a correr. A pesar de mi porte atlético, llegue a la puerta sin fuelle, subí las escaleras resoplando y saludé al autobusero al borde del colapso. El hombre me miró con sorna y con media sonrisa me dijo:

"Correr detrás de un autobús es igual que correr detrás de un novio, una estupidez. ¿No ves que va a pasar otro igual en cinco minutos?"

miércoles, 26 de mayo de 2010

Dos años y un día

Ayer me pasó algo inaudito... Aún no me puedo creer que eso me pasara a mí. ¡Me olvidé de mi propio aniversario!

David vino a recogerme al trabajo con una dulce sonrisa y dos enormes rosas preciosas. Y la cara de tonta que se me quedó... Se creía que lo estaba poniendo a prueba, al no haber nombrado el tema en todo el día. Nada más lejos de mi intención. Puedo ser mala a veces, pero esta vez he sido un poco tonta. ¡Lo siento mucho!

El 25 de mayo es un aniversario un poco extraño. No es exactamente el día que empezamos, ni mucho menos. Podríamos celebrar tantas cosas: la primera noche juntos, el primer te quiero, el día que nos fuimos a vivir juntos... Este día nos gusta celebrarlo porque fue el día en el que me recorrí media ciudad para buscarle y decirle que quería que estuviese siempre a mi lado. Como es normal, yo al principio tenía mis dudas, pero esa noche le eché tanto de menos que tuve que plantarme delante de él y arrastrarlo a mi casa, para no dejarle salir de ella nunca más.

Como además coincide con el día del orgullo friki, nos va como anillo al dedo. Ayer lo celebramos con un grandioso tanque de palomitas viendo la finale de Perdidos. Tantos años con una pasión en común y ayer le pusimos una maravillosa guinda final.

Nene, hace muchos años que te aprecio, y no hace ni dos que vivo contigo. Podría estar celebrando cada día el aniversario de lo feliz que soy a tu lado. Gracias por las flores, gracias por todo lo que eres y gracias por cuidarme tanto. Quiero que sepas que lo único que deseo es estar contigo todos los días de mi vida intentando hacerte feliz.

¡Quiero que sepas que TE QUIERO MUCHO!


pd: quierote :P

martes, 25 de mayo de 2010

Sobre el trabajo

Hace un par de semanas me llamaron de la oficina de Adeco de San Sebastián de los Reyes por una oferta de empleo. Me invade la intriga... ¿Cómo es que tenéis mi currículum? La señorita me contestó con otra pregunta: ¿Pasaste un proceso de selección en agosto con Marta? Er... Sí. Se suponía que ese dato lo aclaraba todo. Pero aún me desconcertó más el hecho de que la oferta fuera para un curro en Sogecable. ¡Si yo con Marta trabajé en Globomedia! Qué tendrá que ver. Os juro que por más que lo intenté, no conseguí encontrar el nexo de unión que le diera coherencia a todo este asunto. Pero desistí de intentar encontrarle la lógica. Total, en tres años he tenido varios trabajos en diversas empresas que nada tienen que ver entre sí, y en épocas de paro he mandado el currículum a tantos sitios que mañana podrían llamarme para trabajar en Disneylandia y no me sorprendería.

A pesar de no encontrarle sentido, me encantó que me llamaran. Ya en una ocasión estuve a punto de trabajar en Sogecable, pero la cosa se complicó y se quedó en un intento. Muy a mi pesar, tuve que rechazar la oferta, porque se trataba de una sustitución y es una lástima echar a perder un contrato de mes y medio por uno de 15 días. O no, yo que sé. Me gusta la empresa en la que estoy ahora, y disfruto mucho con mi trabajo, pero es muy probable que a finales de junio la cosa llegue a su punto y final. Y puede que una sustitución en Sogecable sea una buena forma de meter la cabeza para futuros proyectos. ¡O al revés! Hay cientos de puertas a mi alrededor que se abren y se cierran, es imposible saber dónde va a estar la gran oportunidad que estoy buscando, y lo peor es que no siempre depende de mí. Incluso la situación me hace plantearme opciones que hace apenas un par de años eran inconcebibles... Que eso está muy bien, vamos creciendo y vamos viendo la vida de otra forma, deseando cosas distintas... Pero me jode que esta situación me haya hecho volverme más conformista, incluso que me sienta menos especial. Cambio todos mis sueños por un horario decente y un sueldo digno. Tampoco es eso ¿no?

Es lo que están consiguiendo al hacernos elegir entre un mal trabajo y uno menos malo. Me gustaría ver, aunque fuese de lejos y por curiosidad, un buen trabajo. Al igual que me gustaría ver un unicornio, o un mono de tres cabezas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Felicidades mami

Ayer fui a la verdulería de mi barrio a por suministros para toda la semana. ¡Tenía todo una pinta fantástica! ¿Quién me iba a decir a mí, cuando apenas era una niña a la que le colgaban los pies de la silla de la cocina, que acabaría "de mayor" yendo a comprar verdura por voluntad propia?

Recuerdo que por aquella época, el día de la verdura era una auténtica tragedia griega. Mi madre intentaba que comiéramos verdura por todos los medios. Juegos, canciones, gritos, lágrimas... Todo un espectáculo. Mi hermano ya de por sí no comía mucho, y yo era más rarita que unas calenturas. Creo que en realidad no comíamos verdura por cabezones, porque cuando mi madre la camuflaba entre patatas, huevos y tomate, nos la comíamos sin rechistar. Pero si la ponía tal cual, en la cocina, con ese olor tan característico que tiene la verdura cuando la cocinas, actuábamos como auténticos mulos. Algunos platos los recuerdo salados, ya que se mezclaba el sabor de la comida con mis llantos. Eso podía provocar el llanto de mi madre, o bien una buena colleja.

En una ocasión, mi madre, en un intento desesperado de que comiéramos sin montar un circo, y agotando su último cartucho, nos puso un plato de menestra a cada uno y colocó en el centro de la mesa una enorme canica transparente, con pequeños filamentos dorados, preciosa. "El primero que se acabe el plato ganará la preciada canica". Todo un reto. No podía quitar los ojos del poder hipnótico de aquella esfera tan bonita. Ansiaba conseguir el tesoro, así que me armé de valor, hice de tripas corazón, y engullí como si fuera mi última comida.

No recuerdo quién ganó finalmente la canica. Pero nunca olvidaré el esfuerzo y la ilusión de mi madre por educarnos y alimentarnos lo mejor que pudo. No tiene que ser nada fácil. Cada vez que pienso que estoy en plena edad de empezar a concebir, me sobreviene el miedo a que no seré capaz, que me vendré abajo, y sobre todo el pesar de que mi madre, la mejor madre del mundo, no estará a mi lado todos los días para iluminarme con su sabiduría. Bueno, aunque nunca se sabe.

Felicidades mamá. Te deseo lo mejor en este día tan especial. Te pido disculpas por todas las veces que te he fallado y que no he estado a la altura. Y mi regalo en el día de hoy es recordarte una vez más que tú si has estado a la altura SIEMPRE, que soy lo que soy gracias a ti, que sólo conservo buenos recuerdos y que vosotros y David sois lo más maravilloso que tengo en la vida. Estoy muy orgullosa de ti, de tu vida ejemplar, de tus virtudes y de tus debilidades (que son tan parecidas a las mías).

¡TE QUIERO MUCHO!

viernes, 23 de abril de 2010

23 de abril

Bajamos corriendo la calle. Mi hermano, empuñando su magnífica espada de cartón, avanza con pies de hierro preparado para la lucha. Yo trato de alcanzarle, corriendo detrás de él, temerosa de caerme. Soy pequeñita y mi capa de batalla arrastra por el suelo; procuro no pisarla y darme un tozolón. Nos dirigimos al frente, situado en el bastión empedrado de la plaza San Francisco. A la altura del colegio de La Salle nos cruzamos con una horda de valientes guerreros, armados hasta los dientes, gritando enfurecidos. Nos unimos a sus filas. Los corazones palpitan al mismo ritmo, unidos por el espíritu de victoria. Nos estamos acercando...

De repente... ¡¡ahí está!! Nos la encontramos cara a cara. Sus ojos inyectados en sangre nos miran descarnados. Escupe fuego por la boca y nos amenaza con sus temibles garras. Pero el miedo no nos invade. Somos héroes, somos fuertes y vamos a vencer. ¡¡A por ella!! Golpes, estocadas, llamas rozando nuestras cabezas. ¡¡Muere, bestia inmunda!! Aguantad un poco más... ¡¡Lo conseguimos!! El monstruo cae a nuestros pies. Se desploma provocando que la tierra tiemble, pero nosotros seguimos alzados, con la espada en alto, celebrando que un año más hemos vencido, la leyenda sigue viva, y así seguirá mientras los fieles guerreros luchemos hasta el final.

Después nos vamos a casa, porque papá y mamá nos han preparado una comida especial.

Felicidades, Jorge.


jueves, 22 de abril de 2010

Observaciones matutinas

Todas las mañanas tengo que coger el autobús de empresa en el puente de Arturo Soria. Es un cacho de acera entre dos árboles que hay en la M30. Los buses circulan, como es lógico, por el carril bus. Este carril bus está separado de los otros tres carriles por una raya continua de unos dos palmos, bien gordita. Pues a la altura de mi parada, no hay día en el que no vayan docenas de coches por este carril y, al sentirse acorralados por un autobús que viene quemando rueda (que no se quedan cortos en esta ciudad), se incorporen al carril contiguo a lo banzai, los intermitentes qué son, apártense que aquí estoy yo... Con los consiguientes mosqueos, claro está. Esta mañana, un descapotable encapotado le hizo este pastel a un smart, el del smart le gritó lo que opinaba de él; el primero redujo de 80 a 30 en dos segundos para enseñarle el dedo corazón al otro por la ventanilla, frenazos, pitidos y malas caras... Y lo que es más triste es que estamos hablando de la hora del transporte escolar. Casi todos los coches llevan un nene en el asiento trasero a punto de vomitar las galletas de dinosaurio. Otra muy buena son coches que se paran a dejar a un viajante (¡¡pero que es una autovía, señores!!). Cada mañana, la súper abuela frena en seco en la parada del bus para dejar a su hijito, hombre de americana, corbata y poco pelo, en la puerta de su trabajo, para después llevar al nietecito al cole.

Y resulta que yo soy la que tiene un problema por tener un coche y un carnet de conducir caducado y sin estrenar. Que tengo que soltarme y liberarme de mis miedos. Y una mierda. No pienso ponerme al nivel de esa gentuza.

martes, 20 de abril de 2010

Sonrisa telefónica

Es uno de los conceptos más importantes en los cursillos de tele-marketing. Además de resolver la cuestión planteada por el que llama, hay que tener dotes interpretativas para que el llamante, aunque no te vea, sepa que le estás sonriendo constantemente. Cordialidad, gracias, por favor, es usted muy amable, que tenga un buen día, sonrisa profident.

Esta mañana me llamó una abuelita, gallega y bastante sorda, que no sabía por dónde le daba el aire. El marido, detrás de ella, le chivaba algunas respuestas. Estaba pidiendo una cita pero no sabía ni para qué. "¡Pues como todos los años, hija!". Dan por supuesto que nos sabemos su vida entera, claro que sí. Como las octogenarias me parecen tan entrañables, sobre todo las sordas y gallegas, me esforcé muchísimo por ser amable, resumirle las preguntas del cuestionario y darle la información despacito sonriendo constantemente. En unos 8 minutos tenía concertada su cita donde y cuando ella quería.

Nosotras no podemos colgar, tenemos que esperar a que cuelgue el llamante. Pero la adorable abuelita no debió darle al botón correcto; dejó el teléfono sobre la mesa y le dijo al marido:

"¡¡Hay que ver!! ¡Qué pesada! Que si dame el "de-ene-i", que si un justificante de no-se-qué, venga con las preguntas... ¡Y encima la cita me la ha dado en mayo! ¡Será posible! Bla, bla, bla... (juramentos a voz en grito en gallego que no fui capaz de entender)".

Sigo adorando a las abuelitas octogenarias, pero hay que reconocer que algunas son unas BRUJAS.

Diario de una teleoperadora

Ya estamos allí un año más, cogiendo llamadas como robots, sin parar, con anécdotas graciosas y con otras que no lo son tanto... La ingente cantidad de incidencias técnicas nos están dando algún respiro, pero también unos pocos disgustos con algún contribuyente. Vivimos en una sociedad con déficit de paciencia, y no digamos ya educación o respeto. Los primeros días fueron más moderados, la gente andaba todavía despistada, pero ya ha llegado la fase en la que "exigen sus derechos como contribuyentes" y claro, nosotras, que no tenemos derecho alguno como teleoperadoras, nos las comemos con patatas.

-¡¡Por fin me lo coges!!¡¡¡ Llevo llamando toooda la mañana!!!
- Pero señora, si son las nueve y diez... 

La próxima vez que llaméis a la compañía de gas, internet, billetes de tren o al tele chino, enfadaros todo lo que queráis con el mundo, las multinacionales que lo controlan, con "los de siempre"... pero no olvidéis que al otro lado del teléfono hay una chiquilla con sueños, una señora con críos, una extranjera buscándose la vida, cobrando un sueldo miserable por estar todos los días con el culo pegado a la silla para atenderte.

sábado, 17 de abril de 2010

Noches intrépidas

Ayer David y yo celebrábamos que por fin ya era viernes. Después de una semana más bien feota, ya que ni el tiempo acompañaba, disfrutamos de la maravillosa sensación de tener dos días por delante para no hacer nada. Pasamos la tarde perdiendo el tiempo, una de las cosas que mejor se nos da. Cuando llegó la noche decidimos aprovecharla viendo capítulos de alguna serie hasta el amanecer, juntitos, sin la terrible amenaza del despertador matutino. Pero al tercer capítulo a David le dio un ataque de sueño y se rindió. Pobre, se hace mayor. Como soy un bicho noctámbulo decidí seguir disfrutando yo sola, pero la verdad es que me he acostumbrado demasiado a su compañía, y no se me ocurría qué hacer. Después de contarle a mi gato que el mundo está fatal, decidí reunirme con mi niño bajo las sábanas. También me hago mayor... Fui al cuarto, me quité la ropa y, despacito, me acerqué a David. "Que tengas felices sueños (besito)". Como respuesta, David me empezó a dar cachetes en el muslo (¿?).

Yo: Humm... cielo, ¿por qué me golpeas la pierna?
Él:  Mmmsashícomovuelcoyoaltorohhggr...
Yo: Eh... ¿qué dices, cariño?
Él: Es así como vuelco yo al toro.
Yo: ¿Ein? ¿Estás toreando, mi vida?
Él: Mmsshii...
Yo: ¡Ja! Cielo, ¿puedo despertarte para contarte una cosa muy divertida?
Él: Mshhnno... grffff...
Yo: Como quieras...

:)

jueves, 8 de abril de 2010

Sobre la muerte

El otro día, al salir de mi nuevo trabajo, coincidí con una compañera a la que aún no conocía. Es una mujer de unos 40 años, rumana, muy simpática. Por ser agradable con ella, y también porque es cierto, le dije que tenía muchas ganas de visitar Rumanía, que tenía que ser un país precioso. Haciendo alarde de mi analfabetez, no fui capaz de decirle más de tres lugares emblemáticos de su bello país. Qué bochorno. Pero ella no se ofendió. Al contrario. Con una sonrisa sincera, me estuvo ilustrando un poco, más o menos lo que duran tres paradas de autobús.

Me comentó que si viajaba a Rumanía, no podía dejar de visitar el Cementerio Alegre. "¿El cementerio alegre? ¡Vaya sentido del humor que os gastáis los rumanos!" Parece ser que no sólo es un cementerio precioso y original, sino que además se practican ritos de celebración de la muerte. Cuando muere el abuelo y lo van a enterrar, todos brindan en su honor y por su eterno descanso con alegría y esperanza. "¡Viva! ¡Ya no sufrirá más con su artrosis! ¡Bien! ¡Ya no tendrá que pagar más facturas ni se verá obligado a soportar al gorrón de su cuñado! ¡Qué suerte tiene el cabrón, ya no tendrá que aguantar sobre sus hombros el peso de las penurias del resto de los mortales! ¡Ala, descansa en paz! ¡Hasta pronto!"

Por lo visto, en las lápidas y tumbas hay dibujos y epitafios de lo más curiosos. Mi compañera me recitó alguno: "Aquí yace mi suegra. Ten cuidado y pisa con suavidad... no la vayas a despertar". Supongo que me estaba tomando el pelo...

Aunque soy una llorona, en el fondo de mi ser siempre he creído que nada en el mundo es tan grave como para amargarse la existencia, y que todo tiene solución, salvo la muerte. A los muertos hay que llorarlos, porque los hemos querido mucho y porque ya nunca estarán aquí. Lo demás no es importante. Y para algunos rumanos ni eso.

La vida es algo muy hermoso. Así que desataros por un momento el lastre de vuestros problemas y descubrid la mañana. Que hoy ha salido el sol.

Sobre el título

Mamá se encierra en la cocina. Papá coge un chubasquero y sale corriendo de casa. Estamos en el pueblo y afuera llueve como si se fuera a acabar el mundo. La tormenta es tan bestia que cada vez que truena, ¡rayos y centellas! parece que se va a caer el cielo sobre nuestras cabezas, por tutatis. Los relámpagos aturden a las antenas. En casa no se ve la tele. A ratos se va la luz, y hay que encender velas, pero en seguida vuelve. Mi hermano y yo estamos un poco nerviosos y no podemos parar de correr y reír.

Mamá sale de la cocina con un puchero enorme de chocolate caliente. El maravilloso aroma invade el salón. En ese momento entra papá por la puerta, empapado hasta el alma, con los zapatos encharcados, y con una bolsa de papel marrón mágicamente seca llena de churros calentitos.

Sacamos el trivial, las cartas, el dominó... El mundo se detiene y sólo existimos nosotros, el calorcito de la familia, el chocolate con churros.

Esa es mi infancia.

miércoles, 7 de abril de 2010

Oda a la mano

Julio Romero de Torres
pintó a la mujer morena
con la falda levantada,
tirando de la cadena.
Con el papel en la mano
Limpiándose...

I: ¿Limpiándose el qué?
C: ¿Qué rima con mano?
I: Pues... ¿verano?
D: Ya lo sé, ¡limpiándose la mano!
I: Muy bien, mano rima con mano.
D: Bueno, tiene dos manos ¿no? Se puede estar limpiando la otra...
M: ¡Estás hecho un poeta!
I: Si, oda a la mano.
M: Mano, mano, mano, mano
mano, mano, mano, mano...

Juanito

Juanito es el mejor amigo de mi padre, de los amigos de toda la vida. Es más que un tío para mí.

Es un catedrático de historia, un cincuentón culto, cascarrabias y ateo, un aventurero de biblioteca que me ha enseñado a sobrevivir en la jungla con un petate de soldado lleno de artilugios, un doctor Livingstone de boquilla (apenas ha salido de España y ni mucho menos ha estado en una jungla de verdad), un tío que ama la vida y las historias de las personas y que siempre ha sabido transmitir su entusiasmo.

Cuando estaba en la edad del pavo Juanito me rebautizó con el cariñoso apelativo de Putón Verbenero, se reía de mi minifalda y me llamaba analfabeta. Me daba collejas jugando al Trivial (me las merecía, por burra), me inculcaba el amor por el estudio, la cultura y el buen gusto. Me ha contado mil batallas y cuentos de reyes e imperios, incluso me ha retado a que no me atrevía a enseñarle el sostén. Y vaya si me atreví, por ahí andará la foto.

Siempre se ha quejado de que los jóvenes no mostrábamos ningún interés ni respeto por los libros, y sin embargo, su gran pasión ha sido siempre enseñar, educar e ilustrar. Sus alumnos han tenido la suerte de aprender con el mejor, y yo siempre presumiré orgullosa de haberlo conocido.

Ahora Juanito, el mejor amigo de mi padre, ya no está aquí. He llorado bastante, y también me he cagado en la puta madre de todo lo que se menea. Pero estoy bien, porque sé que después de todos estos años, de leer sus libros, de pensar en él y en las cosas que me ha enseñado, soy una gran mujer y una buena persona. Sé que me quiere mucho y que está orgulloso de mí. Y saber eso me hace muy feliz.

Te quiero mucho, Juan. No te olvidaré nunca.

Un beso. Isabelita.

miércoles, 17 de marzo de 2010

martes, 16 de marzo de 2010

El sueño americano

Por fin sé lo que es. Gracias a mis padres lo he vivido. Realmente ha sido pasear cinco días por la película de mis sueños. Los carteles de las calles, los escaparates, los taxis, las personas... todo me fascinaba. En cada rincón recordaba una secuencia, una frase, una mirada, y allí estaba yo, con las cuatro personas que más quiero en este mundo.

Todavía estoy en shock. Pasé un mes sin creerme que iba a cruzar el charco, y ahora parece que son otros los que han ido. Necesito sacar fuera todo esto, revivirlo en mi cabeza, con la firme certeza de que algún día volveré. Hay mucho por hacer allí.

Sé que es una horterada, pero me he comprado la mítica camiseta. Cómo lo saben. Es imposible no amar Nueva York.

viernes, 19 de febrero de 2010

Esperanza

El otro día iba en el metro, apretujada entre la gente, catatónica, después de un día de trabajo. Un gemidito y un pequeño golpe me despertaron. Vi sentados a mi lado a dos niños, el mayor de unos 8 años y su hermanito de unos 4. Los dos rubitos, muy guapos. Iba el pequeño sentado en el regazo del mayor. A su izquierda iba desplomada la madre, asiendo una bolsa de deporte descolorida, con una bufanda al cuello y una coleta mal hecha. Me imaginé un día normal en la vida de aquella mujer. Después de un duro día de curro y de recoger a los hijos del judo o karate o lo que sea, llegará a casa, donde se encontrará con un marido también reventado, y entonces comenzará el festival de los deberes, los baños, las cenas y los pijamas. Y la muerte súbita en el sofá.

El pequeño empezó a ponerse nervioso. Se quejaba en su asiento y hacía pucheros. Entonces el mayor lo abrazó con más fuerza y le dijo: "No te preocupes, nene, que en seguida llegamos a casa". También le acarició la rubita cabeza. Me incorporé de mi asiento y me acerqué a la mujer, que andaba medio traspuesta, y le dije: "Tienes unos hijos preciosos, y se quieren mucho. Se nota que están muy bien educados. Enhorabuena". La mujer se quedó cortada, pero al final me sonrió y me dio las gracias.

Salí corriendo del vagón, ya había llegado a mi casa. "Gracias a ti", pensé. "Gracias a ti todavía hay esperanza".