martes, 7 de febrero de 2017

Sobre los perfumes prestados

Con la reciente celebración de la gala de los Premios Goya, cuya principal patrocinadora es la compañía de perfumes Saphir, me viene a la cabeza una pequeña anécdota.

El año pasado mi padre acudió junto a su hermano, mi tío Jesús, a una rueda de prensa encabezada por Antonio Resines (el entonces presidente de la Academia de cine) en la cual se presentaba de forma oficial a esta empresa aragonesa como patrocinadora de los Goya 2016. Todos los asistentes fueron obsequiados con dos frascos de perfume Saphir (para ella y para él).

Mi padre vino muy contento de aquel evento, fue toda una experiencia y, mientras nos lo contaba en la cocina, yo abrí la bolsa de regalo para husmear en su interior. Al ver un perfume lo quise probar, por curiosidad, pero mi madre me pilló y me dijo: "Ah, no, este no te lo quedas, este es mío". Le respondí que no pensaba quedármelo (¡menuda fama tengo!), pues era consciente de que mi madre bien poco gastaba en ella. Los perfumes caros los compraba para mí. 

Un año después de esta historia, mi padre me ha dado aquel frasco de Saphir de mi madre. Al final ha acabado en mis manos. Pero no me lo quiero quedar.

Tranquila, mamá, que sólo te lo cojo prestado.

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