martes, 22 de junio de 2010

El pollo más alto del mundo

Poder contemplar la ciudad de NY como si de un tablero de monopoly se tratara es un gran privilegio. Las vistas desde el Empire State Building son maravillosas; los titánicos rascacielos, las catedrales, los ríos y los ferrys con el reflejo del sol en sus aguas, los impresionantes monumentos y esculturas, y por supuesto, Central Park, precioso y mágico en cualquier época del año. Todo ello salpimentado por pequeños puntitos amarillos que recorren la ciudad con un pintoresco baile a toda velocidad.

Toda la ciudad tiene una gran armonía en su estructura, está perfectamente cuadriculada y ordenada por numeritos. ¡Qué manera tan elegante de hacer la vida más fácil! Y no como en nuestra querida tierra, dónde los debates sobre los nombres de calles, colegios y plazas hacen sacar lo peor de nosotros... Viejas heridas sin cerrar, fervores ideológicos, sexismo o lo contrario, politiqueo barato... y encima haciendo alarde de la tremenda incultura que nos caracteriza. Mucha gente no sabe si el señor de su calle fue un general sanguinario o un poeta romántico, y lo más triste es que ni le importa.

Y aquí tenéis al famoso pollo, posando feliz en la cornisa más selecta de todo el planeta, disfrutando de la mañana y acompañando a los turistas. Con lo estupendos que son los yankees, seguro que sus palomas cagan rosas...

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