viernes, 28 de mayo de 2010

Un consejo cualquiera

Ayer me despisté con mis chorradas y salí tarde de casa. Como me gusta llegar con tiempo al trabajo, apreté el paso hacia la parada del autobús. Al girar la última esquina vi que uno de mis autobuses se aproximaba, así que eché a correr. A pesar de mi porte atlético, llegue a la puerta sin fuelle, subí las escaleras resoplando y saludé al autobusero al borde del colapso. El hombre me miró con sorna y con media sonrisa me dijo:

"Correr detrás de un autobús es igual que correr detrás de un novio, una estupidez. ¿No ves que va a pasar otro igual en cinco minutos?"

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