El tigre se acerca altivo, con paso lento pero enérgico. El hombre observa sus delicados movimientos a través de los barrotes. Qué clase, qué elegancia, piensa con asombro. Suena el
click de la cámara de fotos. El hombre se acomoda en su lecho. El tigre se va a su casa, no sin antes pasar por la tienda de souvenirs.
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